Iniciado por
Legendario AG
Saludos, Zamiel:
Me considero agnóstico.
Yo pienso que los ateos son tan dogmáticos como los creyentes:
¡Dios no existe!...y punto.
Eso me parece un dogma semejante a los bíblicos y de otras tantas religiones.
Me gustaría que algún ateo me explicase el universo, sus orígenes, sus leyes.
Simplemente niegan todo, cuando existe la ley de gravedad, de la química, de la física, de la biología, de la evolución de las especies...
Los agnósticos nos quedamos callados, esperando que la ciencia siga avanzando para que algún día (mucho muy lejos de hoy) las cosas se aclaren.
Sé que nunca se van a aclarar, porque detrás de cada avance surgen nuevos misterios, nuevas dudas.
Pero así es el agnosticismo. No es que lo disfrute: es que mi jodido cerebro no me deja ver las cosas de otra manera.
Lo de los agnósticos me parece un dogma semejante al de los bíblicos y al de otras tantas religiones. Me gustaría que algún agnóstico me explicase cuál es la diferencia entre un futuro muy muy lejano en donde la ciencia esclarezca todas las dudas y un futuro incierto (porque como dicen: no saben el día ni la hora) en el cual los justos habiten la morada del señor y el ojo pueda ver cosas que no ha visto y el oído pueda escuchar cosas que no ha escuchado.
Pero así es el ateísmo (al menos el mío jaja). No es que lo disfrute: es que en mi jodido estómago no hay albergue para la esperanza y mi cerebro no me deja percibir las cosas de otra forma.
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Es posible establecer la creencia en Dios como una doctrina en cuanto conjunto de ideas
La doctrina de la creencia en dios vierte principalmente hacia tres rumbos: creo, no creo, no creo ni dejo de creer.
El simple hecho de tomar posición nos vuelve doctrinarios.
¿Estamos de acuerdo? Ok.
El problema no es entonces la doctrina, sino el dogma. El problema no es el ateo, ni el creyente, ni el agnóstico; el problema es el agnóstico que quiere vender su idea, el creyente que quiere predicar su idea y el ateo que quiere imponer su idea.
He dicho y punto. jaja
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.