Al amor de mis amores

Por su sonrisa escondida,
por su mirada azulosa,
fuí tras la fruta prohibida
como quien no quiere la cosa.

Tras verla, no encontré salida,
me hice esclavo de esa diosa,
servidor por larga vida
por mor de mujer hermosa.

Tendré que tomar medida,
no se me ponga nerviosa,
no vaya a ser que me diga:
¿“Me toma Vd por esposa”?...