Ligeras notas flotaban en el aire. Aunque el lugar de donde procedía la música estaba lejos de allí, se podía notar la sensación de ensoñación que emanaba.
Levantó la cabeza y miró las miles de estrellas que cubrían el firmamento nocturno. Era más que seguro que aquella música se debiera a una fiesta comarcal. Siempre le han encantado los grandes bailes y fiestas plagadas de vestidos elegantes.
Una ligera sonrisa se formó en sus labios. Seguro que su amada se encontraba bailando ataviada con sus mejores galas con alguna de sus dos hermanas. La sonrisa se intensificó, aquella visión era demasiado idílica como para no hacerlo.
Sin darse cuenta, había comenzado a andar hacia el melodioso sonido. Aquella música y la visión de ella bailando le habían hipnotizado.
Al volver a la realidad, se encontró espiando la fiesta desde la distancia. Aquello era como estar atrapado en un cuento de hadas. Todas las mujeres lucían magníficos vestidos y ellos tan elegantes. El lugar parecía mágico. La orquesta no dejaba de tocar aquella alegre música y decenas de parejas danzaban en la pista.
Y allí en medio, como si fuera un ángel bañada por la luz celestial, ella danzaba.