¿Bailamos?

[Zamiel]

Quedó impresionado. Ariadna estaba irreconocible, acostumbrado a verla con su peto y su camisa blanca aquella ropa la hacía parecer una princesa. Era un vestido color rosa claro de cuello barco sin mangas, largo hasta el suelo. Pero lo más precioso de él era su vuelo, tal era que a cada vuelta que daba parecía que la joven estaba flotando.
Sus ojos se quedaron tiempo posados en ella. Le transportaba a bailes palaciegos de la elegancia con que lo llevaba. La tela realzaba el azul grisáceo de sus ojos. Los adornos y bordados estaban confeccionados cual si con oro se hubieran hecho.
¡Lucía tan hermosa!
Y él acercándose sigilosamente, embargado en la emoción contenida, le preguntó: ¿Bailamos?.