En cuanto a la responsabilidad, nadie realmente la desea, pero todos somos responsables de la comunidad en que vivimos y de sus leyes. Cuando llega el momento de asumir la responsabilidad de un hogar, de unos hijos, de un negocio, entonces se establece la diferencia entre niños y hombres. Seguro que te podrás imaginar la confusión que reinaría en el mundo si todos dijeran: «Quiero ser un individuo sin responsabilidades, poder expresar lo que pienso libremente y hacer lo que yo quiera». Somos libres de hacer y decir lo que individualmente queremos, siempre que esta libertad de palabra y acción no perjudique al prójimo.

(De la novela A sangre fría, de Truman Capote).