- A caballo ajeno, primero la silla y después el freno.
- A caballo ajeno, primero la silla y después el freno.
La música se toca con el corazón y se siente con el alma.
Quien ama la música, ama la vida.
Sin música, la vida sería un error.
La vida es como el teclado de un piano; tiene teclas blancas, pero también algunas negras.