Confieso que llegaron sin permiso, se adueñaron de mi lavandería, de mis macetas, el trapeador me lo hicieron garras, la escoba ya no existe, no puedo tender ropa porque enloquecen de alegría, comen más que la mamá, rompen lo que sea, pero... llegaron el día de mi cumpleaños y lo tomé como un regalo divino. Una gata y sus dos bebés que todavía no sé si son niños o niñas.

Confieso que no me agradaban mucho los gatos, pero... pues ya me ganaron

Confieso que mi perro no los conoce