La historia del cristianismo está sangrienta de inquisiciones y cacerías de brujas, con las formas más horribles de tortura y ejecuciones cometidas contra personas inocentes, así como ha existido y existen prejuicios en otras religiones del pasado y presente.

Ciertamente estoy muy de acuerdo con esta situación. En lo personal, siempre que me he encontrado con situaciones de: “Influencias, posesiones, voces, visualizaciones y similares” Procuro estar muy cauto, porque muchas de estos síntomas no son más que afectaciones psicológicas, neurológicas… principalmente, en las cuales hay que estar muy perceptivo primeramente para detectarlos.

Pero a la vez encuentro una dicotomía. Existe la enfermedad normal del ser y una externa.

Y en esto podría encontrar tres situaciones:

1.-Afectaciones malignas a una persona sana.

2.-Siempre una tendencia de la influencia maligna a personas enfermas. (Aunque cuando las personas enfermas se acercan a la luz divina, llegan a obtener una extraordinaria pureza en su alma, la cual muchas veces les ayuda en su recuperación y un cambio de mentalidad más positiva y espiritual).

3.-Personas con enfermedades diagnosticadas como la esquizofrenia, depresión…que debido a las fuertes emociones que sufren, atraen inevitablemente fuerzas malignas. Solo propiciando las medicinas apropiadas y un sostenido ambiente amoroso, les evita llegar a un ambiente negativo personal.

Al referirme a influencias malignas, no es que sean estas dramáticas, sino que en muchos de los casos, tienen simplemente características de “lastre”, por lo tanto, suelen ser inocuas muchas veces. Pero desesperadamente embarazosas en una persona con tendencias místicas por supuesto.
Afortunadamente la ciencia y la medicina, como sabiduría de Dios, que nos ha prodigado con el tiempo, se ha vuelto un poderoso apoyo a la humanidad, lo cual puede evitar situaciones tan degradantes como se dieron en el pasado en el que a cualquier cosa o conducta extraña, se le calificaba como “cosa del demonio”.

El amor que debemos de profesar al prójimo, nos debe de orientar a buscar su mejoría, utilizando toda la ciencia y la sabiduría para su bienestar y no actuar tan ignorantemente como en el pasado. Ni culpar a todo como causa de “Satán”. Esos tiempos de ignorancia ya deben de pasar. Y la mano hermana debe de apoyar a las personas y lugares en los cuales existen todavía estas costumbres tan aberrantes.:001_smile::001_smile:

Paz.

Ulises.