Zoila Barriga de Vaca
es una señora gorda
que de niña era muy flaca
y hoy se ha puesto ciega y sorda

Cuando aún era señorita
decidió buscar trabajo
y cuando logró una cita
dejó todo su relajo.

Se pusó una minifalda
de un color rojo bonito
unido a una tela gualda
porque aquello era un trapito.

Sus zapatos taco aguja
aumentaban su estatura
y su carita de bruja
la adornó con la pintura.

Mostraba sus bellas piernas
con orgullo y sin temores.
sus ojos eran linternas
con brillos inspiradores.

Su nariz era aguileña,
puntiaguda y muy delgada,
su boquita era pequeña
pero ella era deslenguada.

Sus orejas parecían
parabólicas antenas,
eran grandes y podían
escuchar lejanas penas.

Pero al fin, nuestra Zoilita
se enfrentó con la entrevista
y acudió pronto a la cita
porque se sentía lista.

Un hombre le preguntaba
por su nombre y su apellido
y ella alegre contestaba
que Barriga siempre ha sido.

Muchas preguntas hubieron,
y también contestaciones,
y así los dos suscribieron
un trabajo sin presiones.

El apellido del hombre
que entrevistaba a la flaca
(lector mío no se asombre),
era simplemente Vaca.

Nuestro Vaca enamorado
conquistó a nuestra Zoilita
que con gusto hubo aceptado
dejar de ser señorita.

Cuando al fin se hizo el casorio
como mandan las dos leyes
ellos hicieron notorio
que vivían como reyes.

Poco a poco la Zoilita
empezó a perder cintura,
convirtiéndose en gordita
nuestra flaca criatura.

Ya no miran sus ojitos,
ya no escuchan sus oídos,
ciega y sorda por ratitos
recuerda los tiempos idos.

Y cuando alguien le interroga
por su nombre y su apellido
ella siente que se ahoga
porque su peso ha subido.

Suspira por un momento,
todos sus temores saca
y responde sin lamento:
Zoila Barriga de Vaca.
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Mariano Bequer.
Maracaibo, 15/02/08