NUESTRA CONSERVACIÒN, (LEY NATURAL DE CONSERVACIÒN).


Dios ha dado a todos los seres vivientes el instinto de conservación En unos es algo maquinal, (los animales), y en otros racional, como en los seres humanos. Eso hace de la conservación una ley natural.

En los animales, ese instinto de conservación maquinal los hace proporcionarse alimento, procrearse y defenderse a costa de su vida.

La razòn, que es, o deberìa ser atributo del espìritu porque la inteligencia es lo que lo hace razonar, hace que el hombre entienda su conservación de una manera màs sutil que los animales.

Al conceder a los espìritus la vida carnal o material, Dios nos concediò los medios para conservar el cuerpo. Los medios estàn en nuestro planeta.
Cumpliendo con otra Ley Natural, la Ley del Trabajo, podemos explotarlos y beneficiarnos de ellos para nuestra conservación,
Tranquilamente, todos los habitantes se podrìan proporcionar alimentos para su conservación fìsica con el producto de la tierra, teniendo cada uno lo necesario para ese fin.
Lo que sucede es que los lìmites nacionales de los pueblos, operan de una manera injusta en este sentido.
Mientras en unas naciones, hasta mueren de hambre por exceso de habitantes que alimentar, o por la aridèz de sus suelos, en otros paìses del mundo sobran tierras productivas, hay exceso de producción y aùn tierras ociosas.

De la tierra sale todo. Todos los productos que tenemos, y que no tenemos pero que conocemos, salen de ella. Muchos de ellos los utilizamos ya modificados por elaboración, alimentos y los que no lo son. Hasta los productos nocivos a la salud y contrarios a la conservación salen de la tierra, tales como los licores, el tabaco y las drogas.
El hecho de que algunos tengan escasamente acceso a los bienes de la tierra, ya es asunto de capacitaciòn de los seres, y eso es lo que produce las desigualdades.

El tener màs de lo que necesitamos para nuestra conservación, tienta a los “vampiros del dinero” que con bien planificadas campañas publicitarias nos venden màs de lo que necesitamos, y hasta lo innecesario. Y somos nosotros los que nos dejamos mansamente “chupar” el exceso en cosas no necesarias, antes que las necesarias.
Para sacarnos el dinero que tenemos en exceso, (¡bueno!, a quienes lo tienen), se inventan comodidades que lo que hacen es atrofiar nuestro cuerpo. Conozco a personas que no pueden caminar ni una cuadra. Tienen que ir en coche a donde sea, por muy cerca que sea. Y no estoy diciendo que el coche no sea necesario tenerlo, porque lo es, ya sea por necesidad o recreación, pero ni tanto ni tan poco.

Por eso, el hombre moderno, bien engranado en el progreso material y sus facilidades compensa el natural ejercicio, con los ejercicios gimnàsticos. ¡Eso està bien! El asunto es conservar nuestro cuerpo.
Sin fuerza y salud, o sea sin vitalidad, no se puede cumplir con la Ley del Trabajo, y sin èsta, con la Ley Natural de Conservaciòn.

Hay personas que se someten a privaciones voluntarias, pero hay que ver si lo hacen es por privarse de inutilidades, o si se privan de utilidades sòlo por avaricia.
Los avaros se privan de las cosas útiles hasta para su conservación, sòlo con el fin de atesorar, y eso sì que es malo.

La abstinencia es buena con fines de desintoxicaciòn por el comer y beber en exceso. Cuando desencarnemos, tendremos que responder por el mìnimo minuto restado a nuestra vida por excesos y vicios.

Parar tratar de evolucionar espiritualmente solicitamos la reencarnación, y para esa vida fìsica que queremos emprender, solicitamos tambièn un perìodo de duraciòn, y asì se nos concede. Pero si como consecuencia de privaciones, excesos y vicios, que no son otra cosa que suicidios lentos, nuestro pobre cuerpo no llega al ciclo de vida solicitado, digamos de 60 años, y sòlo llega a los cincuenta por no conservar debidamente su vida, se tendrà que compensar los diez años en una muerte prematura en la siguiente vida.

Otra manera de suicidarse lentamente, es la de someterse a suplicios fìsicos innecesarios. Nadie va a agradar a Dios como creen los adictos a los suplicios “para agradar a Dios”, ya que con èstos se estàn quitando años de vida fìsica.
La medida de còmo saber la inutilidad de una pràctica como esta, es hacerse la pregunta; ¿A quièn beneficio con esto? Y por favor, no salgan con la respuesta alegre de que se beneficia usted porque desdeñando el cuerpo se logra màs espiritualidad. El progreso del espìritu se logra con trabajo y no con suplicios fìsicos.

En cierta oportunidad en que yo dictaba una clase de Espiritismo sobre la Ley Natural de Conservaciòn, una joven me preguntò què pensaba sobre Santa Rosa de Lima.
Le respondì que para mi, ella fue una vulgar masoquista. Decìa que se torturaba para “purificarse” y agradar a Dios, ya que para el Creador no es de ningùn agrado que alguno de sus hijos se torture “con el fin de agradarlo”. Dios no es sàdico y no es complacido con ningùn acto como estos.
Dios no es menos que un padre terrenal, a quien no le gustarìa que alguno de sus hijos lo hiciera.
Ante Dios, Rosa de Lima, inexplicablemente hecha santa por la iglesia, por estos actos, es una vulgar suicida. Lo que hacìa no tenìa ningùn provecho para nadie, y para ella, menos aùn.

En varias oportunidades, en algunas sesiones mediùmnicas de investigación, he hablado con religiosas que acostumbraban a torturarse para “purificarse”, y algunas de ellas admitieron que sentìan placer en hacerlo. Varias de ellas tenìan hasta 200 años que no reencarnaban y tuvieron una turbación larga y tormentosa.
Tambièn algunas dijeron que se torturaban para “purificarse” y agradar a Dios, y otras que lo hacìan para castigarse “sus pecados”, (¿?). Igual andaban en el espacio con el infierno en sus conciencias, purgando el suicidio lento al que se sometieron en este plano de vivientes.

Finalmente: Se nos ha concedido un cuerpo para purificar nuestro espìritu. Aprovechemos esta concesiòn del Creador y cuidemos el vehìculo de nuestro progreso espiritual.
Me decìa en una oportunidad un espìritu, a travès de un mèdium psicofònico: Para Dios, no solamente se suicida el que se envenena, se ahorca o se dispara. Tambièn es suicida el que se excede, y el vicioso.

Pròximo escrito en este mismo tema: ¿SOLEDAD O SOCIEDAD?, (LEY DE SOCIEDAD).