LA CASA DE LOS ESPÌRITUS

Para cerrar esta secuencia del gran mèdium Daniel Dunglas Home, vamos a volver a su niñez y saber que Home naciò mèdium. Es un fenòmeno rarìsimo ya que los mas pleclaros mèdiums, masculinos y femeninos, empezaron a ser mèdiums en cierta etapa de su vida. Pero Home, desde que naciò era arrullado por entidades espirituales que mecìan su cuna.

¡Vemos! Ya dijimos que naciò en Edimburgo, Escocia, el 20 de Marzo de 1.833. Fue hijo bastardo del dècimo conde de Home. Quedò huèrfano a los cuatro años. Segùn la ley inglesa, fue adoptado por su tìa materna Mary Mc. Neal de Cook.

La tìa Mary, una beata metodista, lo aborrecìa porque desde que era un infante, Dany, como cariñosamente lo llamaban, dio muestras de paranormalidad, y ella juraba que eso era obra de Satanàs, y no desperdiciaba instante para hacèrselo saber, y aùn maltratarlo de acto y de palabra.

A los 9 años, emigrò Dany junto con su tìa a Nueva Inglaterra, USA. Ya su tìo polìtico habìa emigrado 5 años antes, y ahora iban a encontrarse con èl.
El mismo dìa de su llegada al puerto de Providencia, Dany estaba absorto contemplando a los peones que descargaban el barco. No habìa escuchado que su tìa lo llamaba para desembarcar. El impulso que sintió en el hombro que lo obligò a voltearse y el bofetòn que recibiò de la tìa, fueron casi simultàneos.
El tenìa desde recièn nacido, un espìritu protector, (no guìa), que desde niño se identificò a èl, y Dany lo llamaba Kuki.
Cuando vio que la tìa alzaba la mano para un segundo bofetòn, Dany pensò: Ojalà que yo no sienta nada y a ella le arda la mano y se le hinche. Contaba èl luego, que en ese instante sintió como si una mota grande de algodòn le cayera en la mejilla. Al mismo tiempo, oyò un aterrador grito de su tìa que se miraba la mano roja, como si se la hubiese quemado con agua caliente.
¡Maldito!, le gritaba. ¡Hijo de Satàn! ¡Mira lo que has hecho!

Pidiò un balde con agua y metiò la mano tratando de obtener alivio, pero era en vano.
Compadecido, Dany le dijo: Perdòname tìa. Dèjame que yo voy a aliviarte. Metiò la mano junto con la de ella en el balde y el dolor cesò. La mano perdiò el tono rojo que habìa adquirido, y le bajò la hinchazòn. Cuando la tìa Mary sacò la mano del balde segundos después, ya estaba normal.

En la oficina de Inmigraciòn, pasò Dany un mal rato con esos servidores pùblicos que desde hace siglos pareciera que hacen cursos de antipatìa, y se gradúan con òptimas calificaciones.
Molesto por los desplantes del funcionario, empezó Dany a soplar, y cuando lo hizo, de desatò dentro de la oficina de Inmigraciòn un vendabal que levantò todos los papeles del sitio, que fueron a estrellarse contra la cara del funcionario.
Con el impacto de los papeles, saliò disparado de su silla y cayò al suelo. En viento silbaba dentro de la oficina como un tifòn y puertas y ventanas golpeaban ruidosamente.
Todos creìan que se desataba una tormenta afuera, pero cuando salieron, el ambiente estaba tranquilo y despejado.

En el camino para tomar el coche, la tìa Mary levantò la mano, diciendo: Eso fue obra tuya condenado mocoso, pero acordàndose lo del barco, bajò la mano y no lo golpeò.
Su tìo polìtico, el Sr, Cook condujo el carruaje por el camino a su finca LA DULCE ESCOCIA que estaba a 6 kilòmetros del puerto, y durante el trayecto les cayò la noche.

Durante el trayecto, la tìa Mary se desatò en acusaciones contra Dany y sus travesuras paranormales. Le decìa a su esposo, que Dany tenìa pacto con Satanàs. El Sr. Cook amortiguaba las acusaciones diciendo: ¡Vamos mujer! Esas son travesuras de un niño.

La tìa Mary insistìa en las acusaciones. De pronto, en el camino sucediò algo extraño. Las mulas que tiraban el carruaje empezaron con una actitud extraña. Colocaban sus cabezas una junto a la otra como si se estuvieran conversando algo gracioso, y luego reventaban a reir, pero con una risa humana. Luego volvían a hacer como que conversaban, volteaban a mirar maliciosamente a la tìa Mary y nuevamente empezaban a reir como con carcajadas humanas.
Era tan còmica la situación y tan contagiosa la risa de las mulas, que Dany y un niño esclavo que venìan en la parte trasera del carruaje, empezaron a reir, pero un latigazo que les propinò el Sr. Cook los hizo volver a la seriedad.
Cuando sucediò eso, las mulas volvieron a actuar normalmente.

Siendo un niño todavía, Dany curò de sus quemaduras a un esclavo al que le habìa caido melaza hirviendo en el trapiche que tenìa el Sr. Cook en su finca. Delante de su tìo empezó a poner paños hùmedos en el caramelo que habìa formado la melaza en la piel del esclavo.
Cuando desapareciò la costra de caramelo, el esclavo quedò con la piel regenerada y se levantò a continuar sus labores.

Como esto sucediò delante de su tìo, èste saliò al dìa siguiente para Hartford, Conneticut en donde estaba la iglesia metodista, visitò al pastor Fannagam, a quien conversò sobre los sucesos de su finca y del niño.
¡Nada! Dijo el pastor: ¡Eso es obra de Satanàs! Pero….preguntò el Sr. Cook: ¿Es que Satanàs acostumbra a hacer obras de bien como la que le hizo Dany al esclavo?
El pastor se hizo el loco con la pregunta e insistiò: ¡Es obra de Satanàs!

Mira Cook, dijo el pastor: El sàbado irè a hablar con Daniel, y si es necesario ofrecerè las preces de la Iglesia Metodista para alejar a Satanàs de su persona y de tu casa.
Asì fue. El siguiente sàbado llegò el pastor Fannagam a visitar a los Cook. Al llegar preguntò por Dany. Està en su cuarto respondiò la tìa Mary. En eso escucharon una melodìa religiosa ejecutada en concertina. ¿Quièn toca?, preguntò el pastor. Dany….respondiò la tìa Mary. Dijo el Pastor: Toca admirablemente y siente el sentido religioso de la melodìa. Un niño asì, no puede tener nada de diabòlico.
Conversarè con èl, dijo el pastor subiendo las escaleras.

Cuando Dany lo vio, lo saludò. ¡Hola reverendo! Sè para lo que ha venido. ¡Claro! Te lo comentaron tus tìos. No. Me lo dijo Kuki. La tìa me tiene encerrado como un pestoso, y mi tìo no me habla de estas cosas.
¡Bueno! Cuèntame todo, dijo el pastor. Daniel le repitió lo que el reverendo ya sabìa.
Al oir la narración de Daniel, el pastor dijo: Son cosas del diablo. Recitaremos unas oraciones Dany. ¿Dònde està mi Biblia?
No la trajo reverendo. Cuando usted resolvió venir para acà, estaba leyendo en su Biblia el capìtulo 4, versìculo 18 de Ezequiel. Usted puso una pluma de ganzo para marcar el pasaje y guardò la Biblia en la gaveta superior derecha de su escritorio. Allì la hallarà cuando regrese.
El reverendo tragò grueso y quedò maravillado. Todo era exactamente como lo decìa Daniel.
¿Còmo pudiste saber eso? ¡Me lo estaba diciendo Kuki!

Cuando le hablò de Kuki, el pastor que estaba sentado a horcajadas en la silla, y con los brazos en el espaldar, empezó a reir, y le dijo: ¡Pamplinas hijo! ¡Pamplinas! ¿Còmo vas a creer en semejante cosa?

Diciendo esto, la silla en que estaba empezó a balancearse como si amenazara tumbar al reverendo que puso los ojos como dos huevos fritos del asombro.
El reverendo tanteò las patas de la silla pensando que se habìa roto alguna. ¡Nada! Estaban fuertes y enteras.
De pronto, la silla empezó a brincar como un caballo y recorriò todo el espacio libre de la habitación. El reverendo tratò de levantarse de la silla pero no pudo.
La silla lo tirò y fue a caer sobre la cama de Daniel. Observò a Daniel junto a la ventana.
Cerca de la cama en donde habìa sido arrojado, la silla subiò varias veces hasta el techo del cuarto, y finalmente cayò con estrèpito sobre el piso.

Cuando vino la calma, el reverendo saliò del cuarto cual alma que lleva el diablo, y una vez en el piso de abajo, dijo: Esto es grave. Los hechos de este niño no tienen explicación que los humanos podamos dar, o entender.
Si estiviesemos en la edad media, Habrìa que purificar su alma quemando su cuerpo diabòlico en la hoguera.
Està diciendo cosas terribles pastor, dijo el Sr. Cook. He visto hacer una obra de bien a Dany con un esclavo, y le aseguro que el rabo de Satanàs no estuvo metido en ello.
Creer eso serìa suponer que los milagros que hizo Jesùs cuando curaba leprosos y resucitaba muertos, tambièn eran obra satànica. ¿Què me contesta a eso pastor?

¡Yo me voy! Fue toda la contestación que dio el pastor. Al dìa siguiente, durante sus oficios dominicales, atacò a màs no poder al niño a quien bautizò de Dany el mago. Tambièn bautizò a la casa de la finca LA DULCE ESCOCIA, como LA CASA DE LOS ESPÌRITUS.

Pròximo escrito en este mismo tema: ESPÌRITUS LUMINOSOS.