Hace algunos años había un programa de televisión, una serie gringa de título "infieles"; donde un grupo de investigadores privados con sus respectivo productor de T.V., acudían al llamado de hombres o mujeres que sospechaban de infidelidad de sus parejas.
El "trato" era el siguiente: el grupo de investigadores seguía, vigilaba y grababa en audio y video la evidencia de fidelidad o infidelidad del "indiciado"; a cambio de ello quien los contactó permitía la explotación comercial del "caso".
Evidentemente, en el programa de televisión sólo aparecían los casos de resultado "positivo", es decir aquellos donde sí había infidelidad; y de eso (el morbo entre lineas) vivía el citado programa comercial.
Si en México hubiese un programa así (cosa que no sería rara, dada esa afición chimpancenguesa; de la que ya escribí de sobra en el foro "gringos prietos"); un muy, muy alto porcentaje de solicitudes de investigación sería "positiva". Y como esto es común en todas las clases sociales, y en todos los sectores de actividades públicas y privadas; pues es evidente también porqué no se ha hecho un programa así aquí.
Sería muy divertido ver como toda esa gente de apariencia sobria, recta, de conducta intachable; se suelta el pelo a la primera y deja que sus bajos instintos se desfoguen, en una de esas vavulas de escape que hasta ahora nadie cuestiona.
Ya ha habido "probaditas" de tales cosas, como es el caso del video difundido de Carlos Loret de Mola, que por ahi aún circula en you tube. O digamos los afaires de Lucero, que le vailó el rompimiento de un matrimonio "estable" con Manuel Mijares. Mismo caso el de Diego Verdaguer y Amanda Miguel.
Y luego entonces veríamos a muchos personajes de la política nacional haciendo gala de un DonJuanismo insólito. Veríamos a sacerdotes exhibidos en su doble vida y doble moral idem. Y veriamos al mas recto vecino viendo colgar sus trapitos al sol de la T.V., antes y después de numerosos anuncios comerciales.
Pero eso no pasará. Es uno de esos temas de censura ya pactada de antemano, y de un pacto bien sellado. Sí, exactamente como el asunto del secreto bancario, y la propiedad privada con su derecho inviolable a una sospechosa privacidad (de cuyo tema ya escribí en otro foro hace algunos meses).
Todo eso solo son los privilegios del poder. Nadie tiene permitido siquiera cuestionar un poco las cosas. Yo sí me doy ese permiso, y lo acabo de hacer aquí.