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Que no sea tu cuerpo la primera tumba de tu esqueleto.
Las mujeres somos anfibias
¿Y cómo sabemos que las mujeres eran las sirenas proveedoras de las sociedades antiguas? Resulta que la mejor pesca está en el agua fría y es el agua fría donde crece el plancton. El Plancton es un microorganismo muy apetitoso para casi todas las especies que no viven en aguas tropicales porque allí hay menos oxígeno (por la evaporación del agua con un sol tropical) y, el plancton ama el oxígeno!
Así que la regla es clara: Donde hay plancton, hay pesca... pero hace frío! Por eso los cuerpos femeninos, redonditos y casi sin pelo, fueron diseñados distintos al del resto de los mamíferos. Casi todos los mamíferos tienen grasa intramuscular, las mujeres no: tienen un panículo adiposo subcutáneo como el de las focas o los delfines.
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Nadar en el mar es como volver al vientre materno. El agua es volver a casa: un refugio, un consuelo. Estar en el agua es más natural que arrastrarnos pesadamente en la tierra. Para ser salvaje debes abandonar tu vida cómoda y gris, y debes animarte a nadar mar adentro
La sirena acuática es una mujer indómita, que vive libre y en contacto con la naturaleza, conociendo sus ciclos y procesos, con una sabiduría innata acerca de cuándo, cómo y dónde pescar, criar a sus niños, salir y entrar al agua.
Una mujer acuática es imposible de domar y someter. Se te escurre. Se escapa. Desaparece de la superficie, no sabes dónde está.
Somos hijas de diosas. Y por más que nos hayan querido destronar, esa parte divina y salvaje persiste en nuestro interior. Somos pitonisas, chamanas, parteras, adivinas, libres, locas y silvestres.
Ana Von Rebeur, en Sirenas salvajes y seductoras.
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Que no sea tu cuerpo la primera tumba de tu esqueleto.
«The brain is the seat of madness and delirium.»
«The brain is the seat of madness and delirium.»
Mi Alma Navegar Entre Azules Cielos Con Sabor Sal
Mi Alma Navegar Entre Azules Cielos Con Sabor Sal
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De Patrick Demarchelier.
«Thou wilt keep him in perfect peace, whose mind is stayed on thee: because he trusteth in thee». – Isaiah 26:3
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Que no sea tu cuerpo la primera tumba de tu esqueleto.
Ziegfeld sirena. Circa 1896.
«The brain is the seat of madness and delirium.»
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No me tientes que si nos tentamos no nos podremos olvidar... Benedetti
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