Oda a la mariposa

Mariposa; cuando tocas el papel
con tu recuerdo hecho tinta,
siento como si tocaras mi piel.
Siempre igual, pero distinta,

con la misma presencia ausente,
con ese ya conocido perfume
del porvenir en el presente
en el que mi vida se resume.

Mariposa; tengo para tus alas
un cielo entero por recorrer
¿ves las nubes en sus mejores galas?
¿Cubren lo que demanda tu ser?

Además tengo lagos y jardines
para cuando quieras descansar,
y un séquito de querubines
listos para cuando quieras volar.

Tengo el alma vertida en una jarra
para calmar tu sed de poemas,
el corazón excavando en mi guitarra
extrayendote canciones como gemas.

Mariposa; ¿necesitas algo más?
¿Tal vez hay algo que no te he dado?
A lo mejor pueda verlo en tu faz,
el día que te tenga a mi lado.


El grito de la melancolía.

"¿Por qué estás en silencio, amor,
y dejas ir tan lejos la mirada,
por qué siento tu luz y tu calor
alumbran sin mostrar nada?

¿Qué es lo que te aflige tanto?
¿Qué es lo que te tiene tan abatida
que hace que cambies por llanto
el placer al que te tenía rendida?

No contestas si te toco con la boca,
estás indiferente ante mis manos,
expulsas una calma que sofoca
y me haces sentirnos tan lejanos"

Ella, volviendo hacia él sus ojos,
descubrió su alma transparente
y quitando de sus labios los cerrojos
dejó ir esta confesión hiriente:

"No encuentro nada que me llene
en todo lo que tu amor me provee.
Mi corazón se va si el tuyo viene
aún y cuando así no lo desee.

A tu lado viene el remordimiento.
Me carcome, trepa por mis huesos
cuando desnudas tu sentimiento
y lo vistes de nuevo con tus besos.

Estallan dentro mío las promesas
que te mantenían siempre sereno,
paciente, son agujas llenas de tristeza
que esparcen por doquier su veneno.

Nunca, nunca debí haber aparecido
pero tu soledad magnética
actuó en mi espíritu oprimido
y me llevó a ti con pasión frenética"

Él, todavía tratando de entender
lo que de su boca mojada salía,
escuchaba en lo más hondo de su ser
cómo cada pieza suya se caía.

"¿Cómo me hablas de todo aquello?
¿No fue suficiente haberte dado
a medianoche del sol un destello
o un estío en su plenitud congelado?

¿Nunca fue suficiente y aún así
me decías que estabas plena
pero dentro tuyo, ocultándote de mí
llorabas callada alguna pena?"

Y ella, desatándose el nudo
que a su garganta se sujetaba,
articuló las palabras como pudo
y la tormenta que la arrasaba

se calmó en sus pupilas lluviosas
Dijo: "Dentro mío va deambulando
el pasado seguido por furiosas
imágenes que me están reclamando

regresar allá donde pertenezco.
A lo más profundo del mausoleo,
a las penumbras y el muro fresco.
Con cada parte mía lo deseo.

Por corazón tengo un cuervo.
Por carne y sangre tierra y humedad.
Odio la vida con un odio acerbo
y el alma enferma de gravedad.

En el mundo no hay nada que yo quiera.
Pensé que hallaría paz en tu presencia
pero solo he desatado a la fiera
que quiere alimentarse de la ausencia"

El silencio se fue haciendo despacio.
Ella apagó sus últimos sollozos
y entre ambos se abrió un espacio
donde irán los recuerdos quejumbrosos