¡oh, el jeu de société par excellence!

[Jaume de Ponts i Mateu]

¡Ay!; aún no estábamos ¡ni en los '60, damas y caballeros!

Ma iaia, a.c.s., pues, llevó a cabo sus averigüaciones y, sabiendo ya, movió carros y carretas para que la pasma fuese ¡al hotel donde se alojaba con quien aún no era su segundo marido a DETENERLA y llevarla a PRESIDIO por -así se llamaba la figura penal entonces...- "abandono de hogar"! También, mes amis/es, logró que ¡el juicio! NO se hiciera en la ciudad donde residíamos; y, se aseguró un abogado que, además de conseguir privarle de la patria potestad versus su hijo, obtuviera una brutal orden de alejamiento tanto para ella como para sus padres y familiares {NO es preciso les diga que ma mare, a.c.s., JAMÁS la perdonó; y que, a pesar de mis súplicas, se fué de este valle de lágrimas proclamando su vivísimo e inextinguible ODIO por la que había sido su suegra}.

Pero, ¡ah!, llegaron los '60. Y, llegó también aquel ministro ¡que, hasta sabía inglés! y, nadie sabe cómo.., logró convencer a la BESTIA que follaba con la Collares que, si la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, fuera de la cual no más los orates imaginan la REDENCIÓN, procedía sin que le temblara el báculo al necesario aggiornamiento, en fin.., ¿iba a ser él, tan exhibicionista en su declarado catolicismo, menos?

Ma iaia, a.c.s., que JAMÁS escuchaba las noticias ni leía los periódicos se enteró de golpe de los cambios legislativos cuando mon pare, a.c.s., le dijo que había recibido una carta de un abogado francés en nombre de ma mare, a.c.s., comunicándole que ésta EXIGÍA hacer uso de su recuperada patria potestad. Habían pasado TRECE años del día que me alumbró y DOCE del último día que, sin estar escondida, me vió.

NO estuve presente -estaba en el internado, sí; y totalmente en la higuera de lo que estaba pasando, además- en el encuentro de ma iaia, a.c.s., y ma mare, a.c.s.; pero, sé que ma iaia, a.c.s. -a la fuerza ahorcan, bien sûr-, se tragó su orgullo, sus anteriores juramentos y su colosal indignación y le franqueó la puerta in person y con, digamos.., hasta buena cara. Pero, ma mare, a.c.s., SABÍA que no era para nada sincera y, encima, quería verla SUFRIR. Le anunció, pues, que se NEGABA a que su hijo estuviese en un internado de curas; y, que estaba dispuesta a llevar a los tribunales se pasase por alto lo que acababa de expresar. ¡Me imagino QUÉ fué tal para ma iaia, a.c.s.; que, secretamente ambicionaba tomase yo las órdenes y llegase, como mínimo, a Papa!; y, ma mare, a.c.s., NO se privó de GOZAR de lo que había imaginado mil veces poderle hacer face to face.

Pero, ¡NUNCA fué fácil derrotar a ma iaia, a.c.s.!

Se dedicó, meticulosa e incansable, a la labor de zapa.

¿Cómo me iba a caer bien a mí, ya sin que ma iaia, a.c.s., me dijese nada de nada, un hombre al lado de ma mare, a.c.s., que NO fuese mon pare, a.c.s.? Era, además, un xarnego; un hijo de emigratas llegados muertos de hambre de algún páramo salvaje de allá por el sur de la piel de toro... Ma iaia, a.c.s., cuando volvía de estar unos días en casa de ma mare, a.c.s., me preguntaba con TODA intención, en fin.., si me entendía con él y si ya sabía hablar catalán.

Yo, compréndanme.., sentía una VERGÜENZA infinita de que a ¡semejante ser! tuviera que tenerlo por ¡padrastro!; y, lo que hace la poca edad.., NO me privaba de que quedase claro como el agua pulcramente destilada para heroinómanos/as de purísima sangre azul tope higiénicos/as y sin ni gotica de tendencias suicidas o así.

Un día, mientras en su home jugábamos ma mare, a.c.s., yo y algunos/as más al Diplomatie, con TODA la mala uva que acostumbraba a tener al respecto comenté a mi madre CUÁN bien jugaba mon pare, a.c.s., y.., en fin.., también le pregunté como quien no quiere la cosa si alguna vez lograría su marido -que, estaba presente- aprender a jugar.

Ese día fué el que hice rebosar el vaso, sí.

Ma mare, a.c.s., rogó a su marido la dejase sola con su hijo, se arrellanó en el sofá y encendió parsimoniosamente su Winston... Me contó que, antes de marcharse a la France a obtener el divorcio y casarse de nuevo, ella y su marido habían vivido unos años en Bilbo -desde donde ella tenía fácil acercarse a escondidas al internado donde yo estaba para intentar verme sin que advirtieran su presencia-. Y, me explicó que un día que había llovido ellos dos iban por las muy poco anchas aceras de Bilbo a algún lado de postín o de compromiso (pues, iban de gala). Precisó que, para que ella no se mojara sus espectaculares zapatos de tacón de aguja, su marido iba por debajo del bordillo enguarrándose sus zapatos recién limpiados. Entonces, damas y caballeros, tres patanes subieron corriendo y, sin fijarse en ná, cuando pasaron por el lado de ma mare, a.c.s., le obligaron a bajar de la acera y, por tanto, a mojarse sus espectaculares zapatos de tacón de aguja.

Ma mare, a.c.s., PASANDO a tope de mi escandalizado PASMO, disfrutó contándome que su marido ipso facto los persiguió y logró alcanzar a uno al que, después de revolcarlo en los charcos, lo tiró contra el escaparate de una tienda. Después, entró en dicha tienda, preguntó cuánto valía la luna rota y puso el dinero encima del mostrador. A continuación, me señaló ma mare, a.c.s., volvió junto a ella y siguieron su paseo.

Yo.., yo.., yo ¡TRONÉ contra tal SALVAJE! y, aprovechando ya.., me INDIGNÉ que ella ¡pudiese estar al lado de semejante ANIMAL!

Su Winston NO tembló ni un ápice. Me miró con absoluta INDIFERENCIA. Y, me dijo:

-"Ton pare MAI hagués fet una cosa així"

Tenía en la punta de la lengua ¡TANTAS cosas!; pero, la BURLA de sus TAN hermosos y fascinantes ojos azules me convirtieron en adulto de golpe y, sí, CALLÉ.

Nunca más volví a hacer bromitas a costa de su marido cuando ella y yo jugábamos al Diplomatie.

Siempre, en cualquier caso, a su disposición, damas y caballeros.

Jaume de Ponts i Mateu