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Tema: ¡ah, el móvil!

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  1. #2
    Fecha de Ingreso
    03-enero-2012
    Ubicación
    Lleida (Segrià -Catalunya/UE-)
    Mensajes
    1.098

    Predeterminado el...

    El primer móvil que le compré a mi queridísimo, amadísimo, añoradísimo ahijado fué en Aiguafreda. No más llegar. ¡Me había dado una en el tren..!; que si su amigo ya tenía, que si su amigo ya tenía... Yo, la verdad sea dicha.., NO tenía ganas de comprárselo ( es decir, de que lo usara); pero, ya hasta su madre y su abuela materna, a.c.s., me habían llamado diciéndome que, en fin.., yo mismo; pero que, cuando les llamaba, ¡les daba una vara con eso!; y que, dicho sea de paso.., ellas ya tenían móvil... Había sacado, además, unas notas excelentes y él, que ya me conocía muy bien, sabía CUÁN útil era repetir tal para ponerme contra las cuerdas. Le había jurado por lo más sagrado, pues, que no más llegar a Aiguafreda se lo compraba (debo confesar que en el momento que juré yo, ¡iluso de mí!, pensé que, bueno.., se lo compraba; pero, ¡como no sabía cómo usarlo!).

    ¡Ah, Aiguafreda!

    ¿Saben?; cada año, las dos o a veces tres semanas anteriores a volver al cole, ma iaia, a.c.s., me cogía para su anual tour de miembro de los Casals. Sólo ella y yo, sí; mon iaio, a.c.s., JAMÁS se prestó a hacer de esposo de una Casals y mon pare, a.c.s., siempre encontró modo de excusarse "per coses de la feina". Ma iaia, a.c.s., ¡llevándome a mí!, JAMÁS insistió.

    ¡Oh, sí!; era su insuperable debilidad, su máxima flaqueza ¡ir de Casals! El palco del Liceu ¡lo visitaba más ella -y yo, claro- que los Casals a los que de verdad pertenecía! ¿Cómo, pues, privarse de lo que ella SIEMPRE aseguró fué una generosa e inesperada oferta de sus primos de Vic, los MÁS ricos de los Casals? Ella SIEMPRE proclamó lo hacía única y exclusivamente por mí; por lo, SIN duda, bien que me iba el puro campo. TODOS los médicos lo recomendaban para quienes crecían, ¿no? ¡Un sacrificio es lo que ella hacía! Allí..; ¡sin teléfono, luz eléctrica y agua corriente!, ¡sin siquiera una carretera decente cerca! Un sacrificio, ¿alguien lo dudaba?, es lo que era para ella; pero, ¡por mí!, oigan.., lo que fuera.

    A la estación de Vic nos venía a buscar, ¡ma iaia, a.c.s., parecía BRILLAR!, un chófer. Que era el mismo que, tras una cena y un desayuno al día siguiente en casa de sus primos de Vic, nos llevaba, ¡por no pueden imaginarse ustedes qué caminos!, a el Sunyer; que, era una de sus muchas propiedades situada en la fértil meseta de arriba el MARAVILLOSO cingle (ellos lo llamaban timba) de Aiguafreda.

    Los masovers ya nos estaban esperando. ¡En fila y tó! Una cosina de la mestressa era, sin más, la mestressa. ¡Ma iaia, a.c.s., se esponjaba VIVIÉNDOLO! La abuela, la más vieja, le besaba la mano y daba puñetazos a sus netos si no se daban prisa con el equipaje disculpándose hasta el temblor de su bigote con ma iaia, a.c.s., de que fuesen tan burros.

    Para ma iaia, a.c.s., y para mí era una GIGANTESCA habitación que, no sé si usaban.., pero al parecer tenían prohibido usar ellos en el primer piso de la enorme masia. Sea como sea, mes amis/es, los armarios y las cómodas tenían candados (cuyas llaves sus primos le habían dado a ma iaia, a.c.s., antes de irnos). TODOS los años se atropellaban para hacernos la cama..; pero, ma iaia, a.c.s., JAMÁS permitió que lo hiciesen. La hacía ella.

    Pero, sí permitía que le trajesen agua todas las mañanas, que se inclinasen una y otra vez cuando le enseñaban tal sembrado, tal mula o tal conejo y que la llamasen, continuamente, "mestressa". Y, siempre dijo alto y claro que ¡lo de que a un lado entrando a la masia lo que hubiese fuese el establo de los caballos y las mulas!, ¡lo de alumbrarse con velas y llum de carburo! y ¡lo de que la llevasen a la ermita de Sant Martí del Congost, en lugar de en coche, en un carro tirado por los masovers! lo soportaba, mártir ya, por mí. ¿Alguien podía siquiera intuir CUÁNTO sufría su sensibilidad cuando, con sus mejores galas y sentada en la cadira de l'amo, tenía que presidir la TORTURA, MATANZA y DESCUARTIZAMIENTO del desventurado porc? Por mi; sólo por mi salud y mi lozanía {que, ¡vamos!, eran indiscutida e indiscutiblemente SAGRADAS} soportaba ella TANTO.

    ¡Y, lo que temía yo allá, no ya por mi salud y lozanía (que también, por supuesto), sino ya por mi integridad física!

    Y, cómo me miraban los nietos de la abuela con bigote!

    Yo, oigan.., les tenía PÁNICO.

    A pesar de que les, literalmente, hacían SANGRAR los puñetazos que les daban si les pillaban, ¡vamos!, siempre buscaban la forma de gastarme, llamemoslo así.., novatadas.

    El tiempo pasó... NUNCA pude conseguir que ma iaia, a.c.s., se prestara a ponerse en mi sitio (ella decía que llegaría un día en que se lo agradecería); y, fuímos a el Sunyer hasta dos años antes de que ella muriera. Después, ¡por favor!, NO volví jamás.

    Y, cuando propuse a Armand un periplo vacacional por los paisajes de mi infancia ¡NO pensaba volver -y, no volví- a el Sunyer!; pero sí quería viera, entre otras cosas, el cingle (ellos creo que aún lo llaman timba) de Aiguafreda. Pero, lo primero era lo primero: había que comprarle el móvil.

    En la tienda donde entramos no nos atendieron enseguida... Sólo había un hombre en el mostrador, estaba ocupado y, además, había alguien delante de nosotros. Armand se dedicó a mirar aparatitos y yo a buscar algo que mirar para distraerme.

    Entonces la ví: detrás del hombre, en una estantería, había una fotografía de él, algo más joven, con una dama -su esposa, claro- ¡posando delante de el Sunyer! Volví a mirar y, mon Dieu!, ¡era uno de aquellos salvajes nietos de la abuela bigotuda! Como me había acercado mucho y había mirado con inconsciente perplejidad, ¡ay!, había llamado la atención del hombre..; que, ¡me observaba ya como recordando sin recordar!

    TODO se desmororó cuando Armand me vino diciendo que ¡ya había visto el que quería! NO me dió tiempo, en mi conmoción y derrumbe, para acertar a encontrar una escapatoria... Además, como ya nos tocaba, el hombre se acercó... Por su sonrisa supe que ya había deducido (la conversación, claro está, fué en catalán; pero traduzco, s&#237...

    -"Tú eres el Jaume, ¿no?"

    -"Sí. ¡Qué pequeño es el mundo!, ¿verdad?"

    -"Oye.., ¡pues sí! ¡No pensaba yo en tí, no! Ah.., este móvil... ¡Déjame adivinar!; NO es para tí.., ¿verdad?"

    -"Pues, no; es para él"

    Armand, encantado de que yo pareciera conocer al dueño de la tienda, le preguntó, cándido, la razón por la cual había pensado que el móvil no era para mí...

    -"¡Es que me he acordado de lo RARO que era!; perdona, Jaume..; ¡pero..!"

    Siempre, en cualquier caso, a su disposición, damas y caballeros.

    Jaume de Ponts i Mateu
    Última edición por Jaume de Ponts i Mateu; 12-ene.-2012 a las 08:32

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