Estimado Jaume:
al ir leyendo sus posteos de las experiencias que ha tenido con los automóviles, debo confesarle
mon ami, que una desazón cada vez más intensa se ha ido apoderando de mí.
¿Cómo tantas peripecias le han acompañado fielmente en su camino?
Si usted me permite caballero, lo que no dudo hará, le daré algunas ideas de las que han venido a
mí en mis noches largas de insomnio.

La primera es que tome los servicios de un chauffeur profesional. La pasta que invierta en su salario
será recompensada con la tranquilidad de su mente, y la seguridad de su cuerpo.
Su espíritu, Jaume, se elevará a alturas insospechadas. Será pasajero en su propio vehículo y sólo
deberá indicar las autopistas, rutas, caminos, senderos que desee recorrer.

La segunda, mon cheri, es que invite usted a pasear a la más bella dama que conozca.
Si ella está enterada de su accidentada vida automovilística, seguramente retrocederá horrorizada
ante la propuesta.
iNo se amilane, darling! Mantenga usted su calma, y con su sonrisa más natural, dígale: he tomado los
servicios de quien fuera el chauffeur del fallecido Marqués de Elche, que Dios tenga en su Santa gloria.
Así su bella dama, recuperada del shock inicial, aceptará su invitación a recorrer la costa del Maresme.

La tercera y última idea que tengo para aportarle, la considero la mejor de todas: tome el seguro contra
todo riesgo para automóviles de "Catalana Occidente", que yo le ofrezco, y ya nada enturbiará su futuro.
¿Felipe y Letizia, Brad Pitt y Angelina?... iJa, ja, ja!
Su dama y usted, mon ami, irán como dueños del mundo por los caminos de Dios.

Quedo con placer inmenso a sus órdenes, si desea usted escuchar alguna más de mis ideas.
Aquí tiene usted mi tarjeta con los teléfonos de la casa central de "Catalana Occidente".
Lo espero.
Au revoir, Jaume.