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Tema: Cartas de un conejo gris

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  1. #1
    Fecha de Ingreso
    05-diciembre-2008
    Ubicación
    México, D.F.
    Mensajes
    539

    Predeterminado Cartas de un conejo gris.

    28 de enero de 2012.

    Lo que el frío se llevó.

    Tal parece que soy un ser de inviernos, que desaparece cuando el sol se re-adueña del mundo. Hoy es un día poco nublado, apenas lo suficiente para venir y decirte Adys, que me estoy desvaneciendo de nuevo; quizá hasta el próximo invierno.
    En estos dias pasados, en uno de éllos, podría afirmar que al fin empecé a ser un poco importante para Lety. Me dió algo de su atención, cosa no común, y sentí algo de comunión con su afecto. El mío, mi afecto, dejó de efervecer y es mas sereno.
    Se supone que hoy me iba a acompañar a visitar a una amiga, Laura; de hecho lo ibamos a hacer hace 15 días igual en sábado, el único día que puedo escabullirme un poco de lo que soy. Ambas cosas, la compañía de Lety y la visita a Laura, no son un "afaire" (o como se escriba), por lo menos no lo de Laura. En el caso de Lety, si lo fuese tendría que derribar mas barreras de las que es capáz de derribar.
    En fin, el asunto es que por diversos motivos no se ha podido; y yo estoy cierto que es simplemente el destino. El mismo destino que ha logrado esa fidelidad corporal que he guardado por 18 años ya, pasando por sobre pasiones quemantes; a este respecto no hace mucho conversando con mi esposa le sentencié que el hombre es así por naturaleza; es casi un instinto ser de esa manera como lo es para la mujer el instinto maternal. Entonces ella me preguntó si yo había caído en esas tentaciones; y le dije que si por supuesto, pero que no había dado el último paso; me preguntó como o porqué, le contesté que luchando. Pero la verdad es que ha sido también por suerte, y por ese destino referido, supongo.
    Pero también porque soy un ser solitario de naturaleza, de difícil relación; con escasos amigos y buscador de rincones sin gente. Y también quizá porque mi espíritu persigue realmente otros ideales.
    Vamos, hasta el mismo Einstein sucumbió a esa naturaleza varonil; si vamos a hablar de hombría, se requiere de mucho mas de élla para conservarse fiel, que para sucumbir a la corriente de la vida.
    Y también le dije ese día a mi esposa que si por supuesto hay hombres fieles, pero que son raros tal como lo son las madres que no sirven para serlo; peor aún las que desprecian y dañan a sus propios hijos.
    ¿Y porqué te cuento todo esto, Adys?. Ah ya sé, para poder verme por fuera y analizar (o que lo analice alguno de mis otros yo); y luego entonces conocerme un poco mas y seguir andando el camino que me lleva a no se donde.
    Y quizá andando ese camino, un dia cualquiera me desvíe y vaya de veras en tu busca... o en busca de las respuestas que solo tu posees. Y que necesito para armar mi rompecabezas.

  2. #2
    Fecha de Ingreso
    10-enero-2011
    Ubicación
    Más allá del bien y del mal
    Mensajes
    13.439

    Predeterminado

    Somos quienes no somos, y la vida es veloz y triste. El ruido de las olas por
    la noche es un ruido de la noche; ¡y cuántos lo han oído en su propia alma,
    como la esperanza constante que se deshace en la oscuridad como un ruido
    sordo de espuma profunda! ¡Qué lágrimas lloraron los que obtuvieron, qué
    lágrimas perdieron los que consiguieron! Y todo esto, durante el paseo en la
    orilla del mar, se me tornó el secreto de la noche y la confidencia del abismo.
    ¡Cuántos somos! ¡Cuántos nos engañamos! ¡Qué mares suenan en nosotros,
    en la noche de ser nosotros, por las playas que nos sentimos en los
    encharcamientos de la emoción! Lo que se ha perdido, lo que se debería
    haber perdido, lo que se ha conseguido y ha satisfecho por error, lo que
    amamos y perdimos y, después de perderlo, vimos, amándolo por haberlo
    tenido, que no lo habíamos amado; lo que creíamos que pensábamos cuando
    sentíamos; lo que era un recuerdo y creíamos que era una emoción; y el mar
    en todo, llegando allá, rumoroso y fresco, del gran fondo de toda la noche, a
    agitarse fino en la playa, en el decurso nocturno de mi paseo a la orilla del
    mar...

    ¿Quien sabe siquiera lo que piensa, o lo que desea? ¿Quién sabe lo que es
    para sí mismo? ¡Cuántas cosas sugiere la música y nos sabe bien que no
    pueda ser! ¡Cuántas recuerda la noche y lloramos, y no han sido nunca!
    Como una voz suelta de la paz tumbada a lo largo, el enrollamiento de la ola
    estalla y se enfría y hay un salivar audible por la playa invisible. ¡Cuánto me
    muero si siento por todo! ¡Cuánto siento si así vagabundeo, incorpóreo y
    humano, con el corazón parado como una playa, y todo el mar de todo, en la
    noche que vivimos, batiendo alto, zumbón, y se enfría, en mi eterno paseo a
    la orilla del mar. (Libro del desasosiego. Fragmento 250, La muerte del
    príncipe, publicado en el número 27 de presença 1930)

    «The brain is the seat of madness and delirium.»

  3. #3
    Fecha de Ingreso
    10-enero-2011
    Ubicación
    Más allá del bien y del mal
    Mensajes
    13.439

    Predeterminado

    Lo esencial es adaptarse.

    Ya sé que a esta edad es difícil.

    Casi imposible.

    Y sin embargo, despues de todo, mi exilio es mío,

    No todos tienen un exilio propio.

    Yo diría que hay que empezar a apoderarse de las calles.

    De las esquinas, del cielo, de los cafés, del sol,

    lo que es más importante de la sombra.

    Cuando uno llega a percibir que una calle no le es extranjera

    sólo entonces la calle deja de mirarlo a uno como a un extraño.

    Y así con todo. .

    ( fragmento del libro "Primavera con una esquina rota" de Mario Benedetti )

    «The brain is the seat of madness and delirium.»

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