02 de diciembre de 2011.

El amor es una locura, y se alimenta de locuras; ese es el secreto para que no muera. Es el secreto de su eterna juventud.
Luego entonces, cuando uno se casa y se compromete; el compromiso mismo y las responsabilidades que van llegando, hacen tantear cuidadosamente el camino por andar; y por último se abandonan las locuras por lo riesgosas que pueden ser para la estabilidad matrimonial.
Y entonces, alguien que jamás ha cometido locuras amorosas, como lo soy yo ¿no es natural que anhele la locura del amor?. Porque la gente suele anhelar lo que no tiene, aquello de lo que carece.
Hay gente, como tu Adys, que por el contario empezó su vida con ciertas locuras; y al final se sometió ante aquello que las reprime, es decir la vida familiar y matrimonial. Pero tu me dijiste al final que habias vuelto a ellas, o quizá lo dijiste desde antes con tus misteriosas visitas a una mujer DeFeña.
Quizá tu eras aquello de lo que me acusabas, la insinceridad. Todo es posible. Aunque en el fondo yo presiento que no fué así, porque yo creí y creo aun en ti.
Cada vez se me antoja mas hacer locuras, en la desesperada búsqueda de la locura del amor. Y es contradictorio, porque conforme pasa el tiempo debería irse asosegando el espíritu ¿no?.
¿Te parece que sólo en la locura es cuando cobran vida los fantasmas?. A mi cada vez mas me parece que así es.


07 de diciembre de 2001.

Ese bello camino. El único, el del amor.
Tu recorrías uno, y te saltó un conejo gris que pretendía llamar tu atención; pero luego huraño se apartó de él. Tú asociaste ideas, por ello me contaste el suceso, con el íntimo y secreto afán que hubiese sido yo un nahual poético.
¿Quien asegura que no?, que las trasmutaciones y el apersonamiento ¿no pueden ser milagros del amor?.
Pero para mí, hoy lo sé, el amor es auténticamente triste. Porque el amor es el reflejo del alma del amante. Y tu eres exactamente como yo en ese aspecto.
Somos seres que encontramos la belleza en la tristeza, ese único lugar donde para nosotros habita el amor.


10 de diciembnre de 2011.

Hola Adys.
Tengo en mi lista de pendientes, en cuanto tenga dinero y fortuna, acudir a el valle de... a buscar tu huella, a seguirla y llegar a ti. Porque es la única manera en que puede tener algo de certeza la incertidumbre.
¿Te conté añguna vez que te estuve haciendo un dibujo?, y que quedó inconcluoso por muchas razones y a la fecha sigue así. Los antecedentes de esto (y apenas me doy cuenta de ello, quiero que lo sepas, porque ahora estoy haciendo otro para Lety), se remontan a mi infancia, pre adolescencia y adolecencia. Pero no quiero ser extenso en la descripción, en este caso solo lo voy a resumir en una frase sentenciosa. Que cuando el alma esta cautiva en la rutina, en la subordinación o con algun otro tipo de cadenas; esa alma busca entonces ventanas para volar. Y el dibujo lo fué para mi alma, una via de escape por mucho tiempo.
Luego, a través del dibujo aprendí a demostrar amor; o por lo menos a dejar una pequeña constancia de el. Entonces, si aquél dibujo era tuyo, debo entregártelo porque ese es su único sitio. Así que una vez que sepa que iré a buscarte, lo concluiré antes; para dejarlo terminado en tus manos... o en las de Brisa.


10 de diciembre de 2011.

Estos dias en que estuve haciendo el dibujo para Lety, me di cuenta que fué esa actividad como una válvula de escape; que el dibujo cumple en mi una función como el verso para José Martí.
Y mira, te copio su verso sencillo, creo que es el número 64:

Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.

Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.

Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi amor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.

Tú, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
Con cuanto me agobia el alma.

Tú, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y puro,
Te arrastras, pálido y duro,
Mi amoroso compañero.

Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y tú me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.

Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti se desvía
De tu dichosa armonía
Y natural mansedumbre;

Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo,

Blanco allá como la muerte,
Ora arremetes y ruges,
Ora con el peso crujes
De un dolor más que tú fuerte,

¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca me deja?

¡Verso, nos hablan de un Dios
Adonde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!

Y recordé que aquél dibujo que te estuve haciendo, me ayudó justamente a descargar el agobio que oprimía entonces mi pecho; esa pasión que ya no cabía dentro de mi.
Sólo así pude ir desalojándote un poco, que fueras dejando de ocupar todo el tiempo mi mente y mi voluntad. Fué eso, el dibujo y la escalada a..., lo que dejaron que mi espíritu se recordara de la libertad.
Sin embargo, eso no creo que signifique que la pasión amorosa sea una cadena para el alma. Es sólo un páramo extraño por donde ella, el alma, no está acostumbrada a volar.
Y es que el alma, supongo, no está hecha para ser triste por siempre.
Pero que alma tan necia, de volver siempre a volar por cielos grises, por habitats de tristeza y de soledad; bebiendo copas de melancolía que tienen un amargo que no puede dejar de beber; una y otra vez. Porque igual es un elixir no terrenal.


13 de diciembre de 2011.

No puede ser, que uno se condene a repasar lo vivido; tanto más si no hay una razón válida para que así sea.
Esta mujer, Lety; como se ha metido en mi corazón; y como ha desplazado tu recuerdo. Tal como tu desplazaste otros, y a aquellos otros mas.
Pero dentro de ese fuego que me consumía, de esa tristeza profunda, de esos celos arrebatados y de esa ira que nace de la nada, de suspicacias inexitentes; de irrealidades y de sueños falsos; dentro de todo eso cobré razón para preguntarme a mi mismo, frente a ella, ¿porqué?.
La vi, la examiné, la cuestioné mudo; y no encontré una razón de porque esa mujer en particular pudo despertar ese fuego que me abraza. Y bueno, quizá sea cosa de química animal, feromonas o que se yo que diablos; porque igual atrapa otras voluntades. Pero mi espíritu inquieto, y mi razón alerta y observante buscan razones; tengo que encontrarlas para poder dejar de ser consumido; vamos, ya lo he sido tantas veces que el fuego ya no debería inflamarme.
Es una mujer no muy bella, si con pechos grandes; y con unos modos de niña inocente. Apárentemente desinteresada de todo; que cobra confianza con quien sea, sin importar la edad o la condición. Ahí está la primera pista, que ese trato me devolvió de súbito a la juventud en extinción.
Yo paso, repaso cada ocasión que mi corazón se engaña con estas ilusiones; con mi buena memoria recuerdo las etapas, las consecuencias, los discursos y las justificaciones; trato de recordar las moralejas. Trato de recordar los métodos de liberación, y el vacío del "si tan solo hubiera...". Y sí, esos recuerdos de vacío y tristeza, me parece que son los que provocan las recaídas, justo por tratar de huir de ellos acaba uno corriendo a sus brazos. Esa es la segunda pista.
Por ahora, con estas dos pistas trataré de recobrar la lucidéz; misma que obviamente no quiero recuperar, puesto que he buscado esta locura con tanto afán. Y si logro salir de ella, el miedo me hará volver a otra, supongo.
Genio y figura, que se niegan a llegar así a la sepultura que ya no promete esperanza de nada.
Hoy sí, Adys; hoy si deséo salir de estas nubes que me han deprimido como no había imaginado que pudiese volver a suceder.
Hoy si quiero soles, pero no de los que abrazan hasta la extinción. Quiero sólo uno que me de el calor suficiente para revivir.