Por estos meses de noviembre y diciembre, pero hace noventa años, los trabajadores rurales de la Patagonia Argentina se enfrentaron a los grandes terratenientes del sur, planteando condiciones dignas de trabajo. Dignas, como por ejemplo, que no pudieran vivir más de cuatro hombres en un cuarto de 16 metros cuadrados.
Para la oligarquía terrateniente, amparada por el Frigrorífico Swift y "la Anónima", empresa propietaria desde grandes estancias a buques, mercados, etc., esto era subversión, y luego de unos meses aceptaron algunos de los puntos reclamados. Cuando se retiraron las fuerzas que desde el gobierno nacional se habían enviado para tratar de llegar a una negociación, esa oligarquía decidió no cumplir con los acuerdos llegados, lo que motivó una nueva huelga. El gobierno, entonces, presionado aún internacionalmente, envió nuevamente tropas, ya con carta libre para "poner órden". Y puso orden. El órden oligárquico. Más de 1500 fusilados a lo largo de un mes, puso "órden".
Como cantaba Leon, si a la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia. Y la hay. Las tumbas comunes dan cuenta de ella, y desde ella nacen nuevas visiones que permiten reconocer una génesis de lucha por la dignidad humana. Argentina tiene esa génesis. Si a álguien le interesa, puede mirar esa película espectacular que se llama "La Patagonia Rebelde", basada en el libro de Osvaldo Bayer "La Patagonia Trágica".
Chau