Historia
El origen del concepto y de la práctica de la libertad de expresión se remonta a la Grecia antigua, en especial en las polis con un régimen democrático, donde llegó a ser conocido por el concepto de parresia (deber moral de decir la verdad) (gr. παρρησία), la facultad que los ciudadanos (de condición libre) tenìan de expresar libremente sus opiniones durante las asambleas públicas que se llevaron a cabo en el ágora. El término aparece por primera vez en el dramaturgo griego Eurípides en el siglo V a. C. y recorre todo el mundo literario griego hasta en los textos patrísticos del siglo V d.C. y, por última vez en el Doctor de la Iglesia Juan Crisòstomo.
Los antiguos griegos habían establecido que para decir la verdad era necesario "decir todo" lo que se tenía en mente. La misma etimología de la parresia se atribuye a pan (todo) y rhema (lo que se dice). En la parresia se suponìa que no habìa una diferencia entre lo que se pensaba y lo que se decìa.
El filósofo griego Platón distingue dos formas de parresia: una falsa parresia, por una parte; por otra, una parresia verdadera, sabia y constructiva.