Voy a tomar un curso para adiestrarme en el manejo de cierto programa, para poder así junto con los cuatro meses y contando que llevo en esta área laboral; pueda aspirar a un salario mas digno (en realidad, menos indigno). Pero a pesar de ello a mi no me engaña nadie.
El hecho de prestarme al juego de estudiar y "echarle ganas", para salir de la explotación laboral en la que estoy; no implica que crea incuestionablemente en ello. Toda esa farsa de que quien no estudia algo, se prepara y logra obtener algún titulo en algo (carrera profesional o tecnica), es merecedor de las penas del infierno en la tierra. Que hacer lo contario es signo de positivismo, optimismo y de una vida de provecho. Son ambos planteamientos una de esas verdades artificiales, detestables para mi.
Ha sucedido que las generaciones de pobres, desde hace ya muchas decadas, han ido aceptando como algo natural e ineludible, que su situación miserable es directamente proporcional a su incultura y escasa adaptabilidad a "la vida moderna"; o que simplemente es mala suerte.
Pero esa no es la verdad. La verdad (y aquí, aunque implícitamente o explícitamente diga poseerla; hablo de una verdad que se ha ido evidenciando por el puro y mero analisis de la sociedad). La verdad, decía, es que la situación miserable de la gran mayoría de la gente, es por al existencia de abusadores, acaparadores y mil gamas de explotadores vividores parásitos del trabajo ajeno.
El trabajo es toda actividad que implica producir un bien físico, moral u otro; para provecho de la humanidad, y por lo tanto merece remuneración justa. Lo mismo un obrero, un campesino, un albañil, un abogado, un político etc. todos hacen un trabajo diferente pero valioso esencialmente. Discriminar el trabajo es una perversidad combatible.
Toca el turno a la propiedad privada; uno, otro de los mayores males del mundo; y aquí recuerdo el verso de Martí "yo se de un pesar profundo, entre las penas sin nombre. La esclavitud de los hombres, es la gran pena del mundo". Pues bien, una de las principales herramientas para esa esclavitud, es justamente la propiedad privada de los bienes y enseres basicos y necesarios para la humanidad.
No es cosa de Marxismo, comunismo, Cristianismo ni nada parecido. Es pura, simple y lógica aplicación del "sentido común" (¿que diablos significa eso?, pero ¡que bien explica algunas cosas!).
No es posible que por pura y vil estrategia comercial o mercantil, miles de hectareas de terrenos de cultivo estén ociosas. Que toneladas de alimentos se pudran esperando el buen mercado. Que miles de metros cúbicos habitacionales esten vacios de gente y enseres, en tanto que miles de gentes con sus enseres, habitan lugares miserables, riesgosos, denigrantes y dañinos.
Es evidente que hay cosas inaceptables; que hay cosas perfectibles. Y es una vergüenza decir y creer que eso es así, inmutable y "justo".
Si solo son dos simples pasos. El primero reconocer la injusticia. El segundo combatirla; con justicia, es decir con apego al "sentido comun" (me parece al fin, que este sentido común no es otra que la mismísima conciencia; es decir de nuevo, la mismisima voz de Dios, a pesar de los que no creen).