Teología revelada

Trata de la perspectiva de Dios respecto a toda su creación, siendo la humanidad el receptor y consumador de la obra de Dios iniciada antes de la fundación del mundo.

Por esto es que la Biblia comienza con la frase: “En el principio creó Dios…”; en esto vemos que no hay un relato previo biográfico o curricular del escritor, como sucedería en cualquier libro en el que lo importa es quien lo escribe para concederle credibilidad, así, soslayando cualquier pretensión filosófica y religiosa se concreta el hecho de que Dios es el Alfa y la Omega de su revelación y la historia del universo.

La primera noción de consistencia de la revelación respecto a sí misma, es que cada asunto siempre inicia dejando una pregunta de causa ante el efecto o desenlace que relata, esto de ya es un tácito condicionamiento al creyente de estar en comunión con el autor de la Biblia, pues si bien ya está frente a la revelación escrita de Dios, debe estar también bajo el don del Espíritu de Dios, en el discernimiento de la causa para después explicar cabalmente el efecto; pero la constante es que los enseñadores solo transliteran la escritura aplicándola como si fuesen moralejas y prejuicios denominacionales.

El punto es que si hablamos de REVELACIÓN me refiero a las dos caras de la moneda: Biblia y autor y causa - efecto, ya que si Dios dice algo es por una buena razón y ninguna razón de Dios es simple y trivial, pero lo que sí se admite es que quien la explique sea eficiente en la síntesis y eficaz en lo esencial.

La teología revelada es sistemática, esencial y estratégicamente parabólica, siendo esta la forma de enseñanza predilecta de Cristo, ya que en ello está el sello de la omnisciencia de Dios, su propósito y señorío en la historia, aún superando el contra propósito de millones de voluntades, que divagan en un sistema diabólico de confusión de todos los siglos y culturas, pero habiendo hecho Dios muchos espacios - tiempo aceptables en la historia humana, ha venido colocando los hitos de su inferencia en los asuntos terrestres, en los que la voluntad de Dios se concreta imperturbable, dejando como residuo histórico el resto de las obras humanas y el argumento inconsistente que se opone y se levanta contra todo lo que es de Dios y objeto de culto.

Lo más impresionante y satisfactorio para la inteligencia de las criaturas, es que la revelación de Dios es tan sencilla y a la vez asombrosamente compleja, pero dado el perfecto orden de los eventos esenciales de consecuencias trascendentes, se puede agrupar y sintetizar su contenido estableciendo los orígenes y la consumación de cada doctrina bíblica, involucrando su efecto en las generaciones y pueblos, desde la edad del caos hasta la edad cibernética en que nos movemos y somos en la actualidad.

Si bien se ha dividido la Biblia en segmentos cuyo contenido es esencial en algunos puntos, es necesario recordar otros dos estudios panorámicos que han tenido protagonismo en la teología académica evangélica, los cuales dividen la historia en dispensaciones y en pactos, que nos han provisto de generosos contenidos de carácter antropocéntrico, los cual los ubica en el segmento empírico de la teología ya que argumenta la experiencia de la criatura con la que Dios prueba formas de trato con la subsiguiente frustración y castigo con que se le presenta, desfigurando su omnisciencia y esencial amor por la criatura perdida, por esto es que existe un amplio grado de incertidumbre respecto a la voluntad de Dios para cada creyente y un temor fundado en el premio o castigo divino que es la motivación a la santidad de muchos creyentes sinceros, por no haber recibido una enseñanza que reverentemente sea enfocada en los motivos de Dios para su trato con nosotros, revelado desde los orígenes, desde la eternidad pasada.