El planeta Tierra es una gigantesca cárcel espacial, diseñada específicamente para seres violentos y peligrosos como nosotros los seres humanos.
Todo ser humano ha nacido en este planeta para saldar cuentas pasadas, a la vez que se contraen otras nuevas deudas. La inmensa mayoría de nosotros estamos aquí por haber infringido las leyes divinas naturales, por nuestros crímenes cometidos en existencias anteriores.
Pensamos que por el hecho de que podemos trasladarnos hacia cualquier lugar o país del mundo, creemos que somos absolutamente libres, y que no existe Autoridad Superior que nos supervise o que sancione nuestros actos ilegales. Sin embargo, lo cierto es que a pesar de nuestra falsa idea de libertad, no podemos salir de este planeta por muy largo tiempo, ni alejarnos más que unos pocos kilómetros de la superficie, tal como un pez cuando lo sacamos fuera del agua por mucho rato.
En virtud de que estamos condicionados irremisiblemente por las leyes de la Naturaleza, no tenemos poder para subsistir ni siquiera en la Luna, porque sabemos que en ese satélite no hay aire para respirar, ni agua, ni tampoco vegetación.
No podemos tampoco viajar a ninguno de los demás astros que componen este Sistema Solar al que pertenecemos. Ni siquiera somos capaces de llegar a Marte ni a Venus, a pesar de que son los más próximos; y si acaso pudiésemos llegar algún día a pisar sus suelos, no es seguro que podamos quedarnos allá debido a que posiblemente el ambiente en ellos no sea adecuado para la vida y permanencia humana.
De manera análoga todo lo que acontece dentro de esta inmensa cárcel llamada Tierra también se verifica dentro de cualquier prisión estatal. Los reclusos gozan de ¨libertad¨ para pasear en el interior de tales recintos; pueden divertirse en el patio practicando actividades deportivas, o incluso celebrando actividades religiosas, artísticas, o recreativas. Hasta suelen efectuar desórdenes y pleitos entre sí. Pero a pesar de toda esa supuesta libertad, lo cierto es que están presos, bajo arresto.
Puede que alguien no acepte este punto de vista, pero la Tierra, nuestro planeta, no dejará de ser por ello una ¨sentina¨ habitada por delincuentes, asesinos y ladrones.
Estamos atrapados en esta ergástula espacial, y la única forma válida de salir de aquí es al través de la muerte natural, ya que incluso suicidándonos para tratar de fugarnos estaríamos infringiendo seriamente las estrictas disposiciones del Creador. ■