Hola, estimado Nietz. Tambièn encantada de leerte. Ahora, ¿quièn me desencantarà?
Por cierto, muy ilustrativo el cuadrito de los homòfonos.
Sobre el tema de la palabra
evento, tienes razòn, sin embargo, yo querìa enfatizar lo contradictorio de la palabra en sì misma con su uso cotidiano. Para mi gusto y con el fin de hacer gala de la diversidad de nuestro idioma, es màs conveniente llamar a las cosas por su nombre, que aplicar la misma palabra para todos los casos mencionados en mi post anterior. En este caso el uso indiscriminado de la palabra
Evento.
Otro error comùn a la hora de escribir, es acentuar
la letra o al funcionar como conjunciòn, al separar dos palabras. Lo correcto era acentuarla cuando separaba nùmeros, para no confundir la letra o con un cero.
Correcto: Juana o Diana. En el caso de los nùmeros: 23 ò 33.
Actualmente ya no se usa tilde en ninguno de estos casos.
Dejo la siguiente cita:
Por qué se deja de acentuar la conjunción ‘o’
Las antiguas reglas de acentuación establecían que cuando la conjunción o aparecía entre cifras, esta se acentuaba. Con la publicación de la nueva Ortografía de la lengua española de 2010, esta tilde diacrítica queda definitivamente desterrada. A partir de ahora debemos escribir 2 o 3 sin acento ortográfico.
Hay dos motivos que han llevado a jubilar esta vieja tilde, según se nos explica en la Ortografía académica (pp. 217-218, 270-271). En primer lugar, se ha tenido en cuenta un principio general que regula el uso del acento ortográfico en español:
Solo las palabras tónicas son susceptibles de llevar tilde
Pero sucede que la conjunción o es átona, es decir, carece de acento propio en la lengua oral, por lo que para pronunciarse se apoya en la palabra que viene a continuación. En consecuencia, acentuarla en secuencias como 1 ó 2 rompía este principio general y, por tanto, iba contra la economía del sistema de acentuación ortográfica del español.
En segundo lugar, consideran los académicos que en los textos impresos o electrónicos actuales la tipografía es lo suficientemente clara como para evitar confusiones. Incluso en manuscritos basta con esmerarse un poco para que los espacios en blanco dejen claro cómo se ha de leer el texto.