A todo esto es impresionante la universalidad de la expresión de Dios, cuando estuvo en la tierra observando las corrientes de la humanidad, al decir que era ancho el camino de la perdición pero angosta la senda de la salvación y es que ciertamente si observamos solo la amplitud de posibilidades de las ciencias y cosmovisiones que se pregonan, podemos ver que como corrientes oceánicas millones de personas están como vagando por la tierra y algunas que han completado el circuito encuentran sus vidas sin sentido, porque después de tanto caminar están al principio y otros tantos simplemente perecieron o se quedaron atrapados en algún sistema ideológico y religioso, o como el viaje fue lleno de carencias y frustraciones o una contraproducente opulencia, se preguntan si realmente hicieron lo correcto con sus vidas o si olvidaron la misión personal que alguna ves abrazaron con ardoroso idealismo.

Pero lo trágico es que los océanos no van a ninguna parte, como argumentan los que creen que no hay cielo ni infierno, son aguas pesadas movidas desordenadamente por los vientos y las mareas, así también las corrientes van por debajo de la superficie orientadas por variaciones de temperatura y accidentes geográficos marinos, ilustrando que la dinámica humana es un efecto interior de la comúnmente menoscabada realidad espiritual y los sentidos que son afectados por lo externo, pero algunos con más recursos teóricos y evidencias navegan sobre la superficie, pero están ante un embravecido mar cuyas olas no les dan tregua y en el que nunca se halla el ojo del huracán donde hay una calma temporal.

Por esto también habló Dios en una visión profética de nuestra edad contemporánea: “vi los cuatro vientos del cielo luchando sobre el gran mar” y así es, en gran y pequeña escala credos apócrifos y teorías manipuladas se estrellan contra la fe en Dios, como intentando hacer zozobrar el arca de los que navegamos, tratando de traer bonanza en un solo sentir, en una sola fe redentora y restauradora, que supera en contenido y consistencia a todas las demás juntas, señalando el camino angosto que lleva al cielo como la única alternativa salvadora del océano de la incertidumbre, masificación y deshumanización, en el que están pereciendo millones de gentes, de los que algunos con ahínco trabajan para que nadie salga de este sistema de muerte intelectual, huyendo de la razón que halla en la fe bíblica su más sólido principio, que puede traer paz y una dirección convergente para todos, desde cualquier punto en el que se encuentren, además de toda realización legítimamente adjudicada a los que desechando la mentira tomaron libremente la verdad y el camino revelado por Dios, como dijera el Señor Jesús nuestro Cristo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre si no es por mi”.

Es pues Cristo el sentido de la existencia humana, que con precisión indica las tres carencias de la humanidad, que ya han sido satisfactoriamente provistas: El camino o verdadero norte a seguir, la verdad que beneficia a quien la hace suya y la vida plena, feliz e íntegra, además una eternidad con el autor de la existencia, porque para eso fuimos creados, para su gloria eterna como redimidos por Dios; ahora la cuestión es, ¿estaremos dispuestos a nadar contra las corrientes y subir por las cascadas? navegaremos sobre la violencia ideológica sosteniendo la bandera de la fe? … con Dios a nuestro lado ya está hecho, ahora, ¿que falta explicar de esto, estimado buscador de la verdad en el mundo virtual? …