Estoy casada desde hace más de 30 años, mi esposo y yo tenemos 65 años de edad, ambos nos conservamos en perfecta salud y cuidamos mucho de nuestra apariencia por lo que representamos unos 15 años menos y nos vemos aún atractivos hacia los demás, sobre todo yo, que aún me miran los hombres con deseo, mi esposo lo sabe y eso le agrada. Hemos pasado por conflictos de distinta índole y seguimos juntos debido a la mayor tolerancia y comprensión de uno u otro y por la abierta comunicación entre ambos, pero en el terreno sexual se desató un conflicto de desinterés, tedio y casi nula frecuencia. Sobre todo por parte mía, ya que el dolor por la falta de lubricación vaginal al momento de la penetración me hacían rechazar sus requerimientos sexuales y cada vez eran más terminantes. Desde luego que utilizamos lubricantes artificiales y nuestro sexo resultó, simplemente más placentero, pero frío e insípido sin la emoción e intensidad de, hasta todavía unos 10 años atrás. Platicamos al respecto e inventamos algunos juegos eróticos comenzando con irnos a algún motel, me gustó revivir la adrenalina de entrar, sintiéndome tan nerviosa y emocionada como antes de casarnos. Continuamos después con imaginar que él era otro hombre y yo una mujer casada jugando a la “infidelidad” esto desató en mi esposo el deseo de convertir en realidad estas fantasías y me propuso llevarlo a cabo, yo me opuse rotundamente pero con el tiempo ese mismo deseo y la curiosidad me abordó y decidí aceptar su propuesta anteponiendo mis términos y condiciones.

Sería con un desconocido a quien yo elegiría de entre los que se apuntaran. Lo trataríamos durante algún tiempo en amistad previa para conocer bien sus hábitos de salud e higiene y rasgos de personalidad. Que, sin presiones, lo haría hasta cuando me sintiera preparada y... Si el encuentro íntimo no resultara de mi agrado jamás repetiríamos la experiencia con nadie más. Mi esposo estuvo totalmente de acuerdo en mis planteamientos, sobre todo en conocer con amplitud al elegido, ya que no quería verse sorprendido con alguno de tendencias bisexuales (ambos somos heterosexuales). Resultó tan sorprendentemente acertada nuestra elección, que estamos por cumplir ya tres años con nuestro amigo sexual. Él es 10 años menor que nosotros, viudo con hijos ya casados y con vida aparte igual que los nuestros y vive en una ciudad a dos horas de distancia de la nuestra. No dañamos a nadie y los tres estamos felices con nuestra relación. Somos absolutamente discretos y ante la sociedad y amistades somos unos buenos amigos nada más y nuestra imagen de matrimonio ejemplar se conserva a la vista de todos. Hemos vacacionado, hasta una semana completa los 3, viviendo tórridas sesiones de sexo en trío y cada quince días nos reunimos a pasar el fin de semana, una vez me voy sola con él, con el consentimiento de mi esposo, por supuesto y otra realizamos el trío.

Como matrimonio, mi marido y yo, nos sentimos más unidos que nunca por nuestra complicidad en estas prácticas sexuales y nos gozamos en la cama, con la explosividad y lujuria de antes, al calor de los relatos de mis aventuras de “infidelidad consentida” o de nuestros comentarios acerca de los tríos, ahora tenemos sexo hasta tres veces por semana y... milagros que logra el “pecado” de la lujuria ¡ya lubrico! Tan intensamente, que desde los escarceos ya estoy húmeda.

Como mujer me siento vanidosamente más atractiva, más sensual y orgullosa de gozar a dos hombres por separado o juntos y que ellos me disfruten con gran placer entre atenciones y mimos de cada uno de ellos. Mi marido está encantado con mi reivindicación sexual y dice que me ve más guapa y deseable que nunca y que no dejaremos nuestra relación de tres hasta que yo lo decida…Pero, aquí viene el pero con la inherente consulta. Yo me siento tan bien que no quiero dejar estas prácticas sexuales hasta que mi cuerpo y el espejo me reclamen la retirada. No es que exista algún vínculo amoroso entre nuestro amigo y yo, de eso estoy segura y ellos también, esa es una prioridad en este tipo de juegos, lo sabemos muy bien los tres. Pero siento que ya no puedo prescindir de esta relación de tres que ha venido a revitalizar mi sexualidad convirtiéndome en una mujer radiante, más jovial y dinámica . Quisiera saber la opinión de ustedes. Gracias de antemano por tomarse el tiempo de leer mi historia.