Creer en la vida después de la muerte no es sino una vía de escape ante el miedo y la sensación que tienen algunas personas de que su vida es vacía.
Creen que a pesar de tener una vida de mierda, cuando mueran llegará una "vida" mejor, libre de penas y ataduras fisiológicas. Etérea y divina.

Creer en la vida después de la muerte es como creer en que existe el adamantium, los unicornios voladores o las madalenas de kryptonita. No tiene razón de ser.

Hay que vivir la vida a tope siempre que se pueda, porque seguramente después no hay nada.