¿Por qué no reflexionar en estas palabras?

"No temáis a los que matan el cuerpo,
pero no pueden matar el alma,
temed más bien a aquel
que puede perder el alma y el cuerpo en la gehenna"
(Mt. 10. 28)

Por esto dice: ‘La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios -no es ‘producida’ por los padres-, y que es inmortal: no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final’ (Catecismo, n. 366).