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Tema: pakasso escritor

  1. #41
    Fecha de Ingreso
    22-enero-2008
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    Aqui
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    18.138

    Predeterminado

    pues mi buen Pakasso, creeme que si lo comprare, nomas el rollo es saber si saldra a nivel Nacional.

  2. #42
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    7. Inicio de un dulce sueño.-

    Con María supe de una forma de cariño diferente al que estaba acostumbrado. Me inspiraba a escribir poesías para ella, las que guardaba en una libreta, llegando a sumar más de 100, tal vez sin calidad literaria, pero sí escritas con toda el alma y el objetivo de que fueran gratas a sus ojos y a su corazón, me sentí amado, correspondido y todo era maravilloso, nos veíamos a diario, y empezamos a soñar en un futuro juntos, una casita para nosotros, en un hijo, pero era una utopía por mi pobreza, empecé a buscar trabajitos que pudiera realizar en mis tiempos libres y a encontrarlos, por ejemplo; repartía ejemplares de directorios telefónicos, tarea ardua que se realizaba de casa en casa, con un diablito cargado, en el que había que separar los nuevos por entregar y los usados recogidos.

    7.1. Un nuevo amigo.-

    Tengo que hacer un paréntesis para contar una anécdota que trajo a un nuevo amigo a mi vida. Jaime, conoció a Martha, la hermana menor de María, que también era muy bella, y fue a verla una tarde, se encontró con un rival, que pretendió amedrentarlo para que no volviera por ahí, me ofrecí a acompañarlo y servir de mediador. Llegamos al lugar a donde se iba a ver con ella y nuevamente se apareció el rival de la vez anterior, decidido avanzó hasta nosotros y pretendió iniciar un intercambio de golpes con Jaime, intervine y le dije que no era necesario, si la chica lo había citado ahí, tenía todo el derecho ya que era soltera. Me contestó que eso sería por poco tiempo, que él era el novio y no estaba dispuesto a que le anduvieran rondando la paloma, argumenté que esa decisión debería tomarla ella y para evitar situaciones como ésta, esperáramos a que se presentara y que ella decidiera a cual de los dos prefería, retirándose en paz el perdedor, sin rencores, como hombres. Estuvo de acuerdo, cuando ella llegó le expuse el problema y le pedí que honestamente eligiera. Ella dijo a Jaime, que podrían ser amigos, que Ismael no había mentido, era, efectivamente su novio y así seguirían, nos despedimos y acompañé a Jaime a la casa. Regresé para mi cita con María y efectivamente, pude comprobar que Martha e Ismael eran novios desde hacía un tiempo. Ismael me agradeció la intervención asegurándome que de cualquier forma él hubiera ganado en un enfrentamiento a golpes, tenía más de una docena de primos que se apoyaban mutuamente. Tuve oportunidad de comprobarlo cuando un tiempo después, estando frente a la casa de ellas pasó una pandilla, eran cuando menos diez y acariciaron a Martha antes de que tuviera tiempo de reaccionar. Ismael se levantó de inmediato pero fue recibido a golpes, como estaban sentados cerca de nosotros, tuve que entrar al quite, pero no pudimos evitar que nos golpearan a los dos. Más que el dolor por los golpes, nos dolía la humillación recibida frente a nuestras novias, pensé en mis compañeros de la casa de estudiantes, para quienes entablar una pelea era una invitación que no podían rechazar, pero Ismael me dijo que al día siguiente iríamos por la revancha en compañía de sus primos. Llegaron puntuales, pero no solamente sus doce primos, sino un total de 23, bajamos por la colonia Vasco de Quiroga y recorrimos las calles hasta encontrarlos, hicimos lo que se acostumbraba, fuimos los dos solos frente a la pandilla, siendo reconocidos de inmediato, a pesar de que aún estábamos hinchados por los golpes del día anterior, se levantaron todos con la intención de agredirnos nuevamente cuando llegó la caballería, los nuestros aparecieron con palos, piedras y botellas, los derrotamos totalmente sin permitirles huir, en un movimiento envolvente, aún así Ismael los amenazó para que no volvieran a subir a donde nos habían golpeado el día anterior. Nos retiramos contentos y más amigos que antes.

  3. #43
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    259

    Predeterminado

    Hola a todos los foreros, los saludo con gusto. Me siento feliz de estar nuevamente con ustedes, tuve un accidente con mi router y no podía acceder a internet durante mas de 10 días, pero ahora que regreso, con mucho gusto les pongo otros pedacitos de mi libro.

    Ismael manejaba un carro materialista con el que cargaba arena, me propuso que aprendiera a manejar bajo su dirección y responsabilidad, para que lo reemplazara en ocasiones. Fue algo difícil, el único artefacto que había manejado era una bicicleta y éste era un carro de volteo, con velocidades y dual, frenos de potencia y palancas que no lograba controlar, me decía que tenía que hacer y después me dejaba manejar, al principio, controlar el clutch parecía imposible, el carro se apagaba después de brincar como caballo encabritado, pero con el tiempo fui encontrando el modo y llegué a manejar un poco mejor, esta situación se agravó con el camión cargado; zigzagueaba peligrosamente y fue un nuevo aprendizaje.


    7.2.- Día de campo

    Tuve mi prueba de fuego cuando una hermana de María más chica y su novio – Uno al que apodábamos “chespirito” por su parecido al cómico de la tele - propusieron una excursión al Kilómetro 23, un bosque de pinos muy bello situado a la orilla de la carretera a México.
    Hicimos acopio de latería, tostadas y verduras. El primer problema fue que al ser seis en la cabina apenas cabíamos y eso llevando a las muchachas sentadas en las piernas. Pasamos un día maravilloso, pero como nos separamos, ellos, (los varones) tomaron vino y se emborracharon, yo, aún no tenía esas costumbres y a la hora de regresar -un poco antes de que se hiciera noche- no estaban en condiciones de manejar, por lo que tuve que hacerlo, para empezar fue sacar el camión del bosque y en una reversa mal hecha, derribé un pino joven con gran susto de todos. Afortunadamente nadie nos vio y salimos a la carretera, ya en ella, era aterrador cuando venía algún carro en sentido contrario, parecía que no íbamos a caber en ella pero no hubo problemas, regresamos a Morelia cuando empezaba a caer la noche, muy a tiempo. Circular por la carretera de noche hubiera sido muy feo. Con esta experiencia cobré valor y de vez en cuando acompañaba a Ïsmaél a traer arena y ganaba unos pocos pesos.


    7.3.- Buscando empleo

    Entusiasmado por la ventaja de ganar aunque fuera un poco, solicité trabajo en una mueblería, mi Currículum Vitae no tenía experiencia laboral válida pero ser estudiante de preparatoria a mi edad imponía y me contrataron por las cercanías del mercado Independencia, trabaje un tiempo y reafirmé mi decisión de casarme con María. Un amigo de mi hermana Estela me ofreció ayuda para trabajar en Guadalajara. Acepté y nuevamente ¡allá vamos! Me recibió muy bien en su casa y me dijo que por lo pronto estaban vendiendo telas y otros artículos en las rancherías de la periferia, lo acompañé varias veces, pero no me gustó el método. Buscábamos telas con diseños extraños en el Mercado de San Juan y luego íbamos a las rancherías, donde decían ser marineros a los que había dejado su barco y estaban vendiendo esas finas telas para alcanzarlo. Mojaban un pedazo con gasolina blanca y le prendían fuego, antes de que terminara la combustión de la gasolina, apagaban el fuego y estiraban la tela para mostrar que era buena y resistente, vendían una cantidad considerable, con buenas ganancias, pero no me decidí a mentir tan descaradamente. Después fuimos a un restaurante de comidas yucatecas que tenía su tío y probé durante una semana, al parecer al tío le agradó mi trabajo porque me quedé, pero en lugar de mostrar gusto, Rigo, que así se llamaba el amigo de mi hermana, se molestó porque él no obtuvo el trabajo, siendo familiar.
    Su familia me trataba muy bien, su mamá y su hermana nos preparaban la comida y planchaban la ropa, a cambio contribuíamos a la economía familiar. Tuve oportunidad de conocer lugares hermosos de Guadalajara como el Parque Agua Azul, El Alcalde y otros, pero también algunos sórdidos como la penitenciaría y la zona de tolerancia cerca del mercado de San Juan. Ahí, por malas compañías fui varias veces sucediendo una aventura de la que salimos bien., pero que pudo tener graves consecuencias. Llegamos a un burdel, donde consumimos cerveza y bailamos con las meretrices, una de ellas nos invitó a ir a otro lugar a pasarlo bien, nos reunimos los cinco que íbamos y acordamos decirle que sí, uno de ellos conocía un hotelito cercano donde en el turno de la noche cuidaba un amigo suyo, llegamos y fue por delante a hablar con él, consiguió un precio barato, con la condición de que no nos quedaríamos toda la noche, así que pasamos con la mujer y de pronto nos vimos los cinco en el cuarto, con ella sin saber que hacer, ella sonreía y dijo de pronto “bueno, ¿quien quiere ser el primero? Nos quedamos mudos, claro que todos queríamos, pero no nos atrevíamos, decidió elegir ella, con la condición de que los demás podíamos observar pero no tocar. Jaló a la cama al más delgado de nosotros y al terminar se fue a bañar, tomó a otro y repitió el baño, me tuve que conformar con un deshonroso tercer lugar y realmente no fue agradable, me quedé pensando ¿que sentiría el último?, sin embargo algunos quisieron repetir, me vestí apresuradamente y salí con el pretexto de pedir un cambio que en realidad no existía, los esperé en la esquina y cuando el último salió, corrimos por las calles y subimos a un camión que pasaba, busqué en mis bolsillos y no encontré mi cartera, me consolé pensando que en realidad tenía muy poco dinero. Nadie tenía dinero, así que improvisamos, le pedimos al chofer que nos alejara sólo algunas cuadras porque habíamos tenido un pleito con una pandilla y temíamos una agresión.

  4. #44
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    7.4.- En México capital

    No volví a aceptar una invitación a ese lugar y pasados algunos meses, regresé a Morelia con muy poco dinero y nuevas metas. Mi hermano Efrén vivía en México y me invitó a buscar trabajo, ya que había perdido el año escolar. Él vivía en un pequeño cuartito en la colonia Algarín y estaba abonado con la pareja que vivía en la casa, habló con ellos y consintieron en darme comidas por el pago correspondiente, el hombre, llamado Antonio y apodado “El Bachiller” trabajaba para una fábrica de mochilas ubicada en la colonia, me propuso hablar con su patrón y gracias a su intervención obtuve mi primer empleo, consistía en manejar una máquina muy sencilla, a la que se le ponía un cuero y un molde que al oprimirlo cortaba de forma perfecta la parte de cuero de las hebillas, sin que fuera necesario aplicar mucha fuerza, había aproximadamente 8 empleados, que me llamaban “paquito”, aunque el diminutivo no era por estimación, sino despectivo, por creer que al ser provinciano, era menos que ellos, sin embargo esto cambió de pronto, un día faltó el muchacho que hacía las entregas a todas las tiendas “Blanco” y “Aurrerá”, cadenas comerciales a las que surtía la fábrica y el patrón empezó a buscar quien podría suplirlo, nadie parecía querer hacerlo, por lo que me ofrecí, de inmediato, me preguntaron por mi experiencia, les conté que estaba estudiando la preparatoria en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y que había trabajado en una mueblería. El patrón, con alguna reticencia me mandó a entregar la mercancía. Antes de salir le pedí una copia del catálogo de productos, que no llegaba a veinte, y me encargó que solicitara algunos cheques pendientes. Todo salió muy bien, regresé con los cheques y dos pedidos más, el empleado no volvió a presentarse y me quedé con su puesto, que pagaba más y era superior a todos los otros. El trato cambió, ahora de verdad me sentí valorado. Como suele suceder a los provincianos, una pandilla que se reunía frente a la casa me molestaba, aunque era uno en especial, temeroso le conté al “Bachiller” y me dijo que tenía que darme un “entre” con ése, que ganara o perdiera me dejarían en paz, habló con los compañeros de la fábrica y todos ofrecieron apoyarme. Elaboraron un plan, en el cual yo debería, al día siguiente plantarme frente al provocador y agredirlo sin más, con la seguridad de que si los demás intentaban hacer bola contra mí, ellos entrarían al quite y así lo hicimos, temblando de miedo pasé frente a él, quien conforme a su costumbre trató de atravesar su pie, buscando que me cayera, más por el pánico que por valiente le dí una fuerte patada en la cara, ya que estaba sentado en la banqueta y ya se preparaba la pandilla para ir sobre mí cuando surgieron mis compañeros pidiendo que nos dejaran solos, mi pánico aumentó, yo veía al pelafustán aquel como alguien superior, sin embargo lo ataqué a puñetazos y patadas tan rápido que no se pudo defender y cuando se sintió perdido me dijo “¡ya estuvo! ¡ahi muere!”, mis compañeros me detuvieron y para mi sorpresa no volví a tener problemas con nadie, por el contrario, a veces hasta me invitaban a tomar alguna cerveza y la mayoría de las veces les agradecía, pero no los acompañaba. El tiempo me dio la razón, un día llegó la policía por ellos y los llevaron presos, le conté al “bachiller” y fuimos juntos a buscar a un Licenciado de su confianza, quien actuó eficazmente, logrando liberarlos en dos días. El festejo por su libertad fue en grande, hubo cerveza, tequila y pulque, definitivamente se terminaron los recelos en mi contra y fui aceptado como un “ñero” más, aunque con un cierto respeto para mí y posteriormente para mis hermanas que también llegaron desde Apatzingán, huyendo de la custodia paternal.

  5. #45
    Fecha de Ingreso
    25-diciembre-2008
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    17.918

    Predeterminado

    Me encanta tu thread..

    No me tientes que si nos tentamos no nos podremos olvidar... Benedetti

    http://www.elforo.com/image.php?type=sigpic&userid=37119&dateline=144212  4804

    ***

  6. #46
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    Predeterminado

    7.5.- Un nuevo aprendizaje

    Habiendo terminado el ciclo escolar, decidí regresar a Morelia para inscribirme nuevamente en la prepa. Me fue fatal, ya no contaba con el respaldo económico de mi padre y los trabajitos que conseguía no daban lo suficiente para mantenerme. Abandoné definitivamente los estudios y marché de nuevo a México y empecé a buscar empleo, compraba el periódico y en la sección correspondiente, marcaba los que podían ser una opción, tenía varios juegos de copias de los documentos que me podían pedir y fotografías para pegar en las solicitudes que llenara. Me pedían identificaciones y no las tenía, me enviaron a una oficina de afiliación al PRI y me extendieron una credencial de militante que me permitió conseguir trabajo. Primero vendí libros con poco éxito, algunas enciclopedias se vendían más pero cuando me dieron a vender métodos de inglés, aunque la primera semana me fue bien, siguiendo mi costumbre de leer casi todo lo que me caía a la mano, hice lo mismo, no logré entender la esencia y no pude vender uno más. Perdí las ventas, pero gané en un conocimiento real “no puedo convencer a otros de lo que yo no estoy convencido, a menos no, sin un entrenamiento.

    7.6.- Trabajo en restaurante

    Después de mucho buscar, conseguí trabajo en un restaurante de pizzas y mariscos llamado “La Ballena Azul”, ubicado en la Avenida Paseo de la Reforma, por principio me dieron un uniforme con chaleco azul y corbata de moño y me pusieron en la puerta, con la carta en la mano, invitando a los transeúntes a pasar, después de la primera semana me enseñaron a atender las mesas, labor que hacía compitiendo con otros muchachos más despiertos que yo, quienes se ganaban una comisión extra por cada cliente atendido. La clientela era diversa, lo mismo jóvenes que viejos y sin distinción de estratos sociales, la paga era muy reducida y las propinas y comisiones, apenas lograban compensar un poco, pero era un trabajo seguro. Entre los clientes que visitaban el restaurante, había una familia española, muy elegante que siempre pedían pizzas, a la que me tocó atender en dos ocasiones. En la segunda, al terminar de comer, el jefe de la familia, un español de mediana estatura y de edad avanzada me preguntó por mis ingresos, le contesté con sinceridad y entonces me dijo muy serio que él tenía un negocio llamado ´”Café y Restaurant Súper Leche” le pregunté ¿por qué entonces viene a comer a La Ballena Azul? Se rió estruendosamente diciéndome, porque venden comida diferente y a mi familia le gusta mucho la pizza que preparan aquí. Entonces me hizo una propuesta de trabajo para su restaurante, me ofreció un sueldo superior, un puesto superior, comidas y departamento. ¡Era increíble! Hasta para pensar mal, pero no podía ser, se veía un señor formal con su familia, no podía estar haciéndome una propuesta indecorosa frente a ellos sin que hubiera nada que lo delatara. Después de un par de días, decidí que no perdía nada con intentarlo, me presenté al lugar y no me decepcionó, era un restaurante popular, con muchas mesas, una barra de unos 10 metros atendida por 3 personas que lo mismo servían cafés que algunos cocteles de mariscos y de aproximadamente 20 mesas atendidas por meseras uniformadas, pregunté por la persona y me condujeron a través de la cocina a una pequeña oficina situada al fondo, en lo alto. El señor se encontraba trabajando en un mar de papeles con su contabilidad, al parecer le agradó que me hubiera presentado, porque se puso de pie y me arrimó una silla, me contó que un “encargado” había dejado el empleo y estaba tratando de seleccionar a su reemplazo, que había hecho la misma propuesta a otros dos, pero que yo era el primero que me presentaba y como ya me había visto trabajar, creía que llenaba el perfil, a saber, rápido y atento.

  7. #47
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    Predeterminado

    AGRADEZCO SUS COMENTARIOS Y LES CUENTO QUE ESTOY COMO NIÑO EN MADRUGADA DE REYES, ME MUERO POR VER EL PRIMER EJEMPLAR IMPRESO

    7.7.- Súper Leche

    Nos arreglamos fácilmente y pasé una semana aprendiendo la carta, que se presentaba a los clientes en español e inglés, después pase a la cocina para observar cómo se preparaban los diversos platillos, en su mayoría de procedencia española, aunque sin intervenir en su elaboración. Una vez ducho en explicar los ingredientes y en los cubiertos a usar, me destinaron, por fin a la atención al público, me sentí nervioso pero logré superar la prueba y a partir de ahí fui oficialmente “El Encargado”.

    7.7.1.- En peligro de muerte

    Fui a Apatzingán por una semana y llegado el domingo, por la tarde entré a un lugar llamado “Salón Riviera” donde se realizaban tardeadas, amenizadas por un conjunto local, elegí una mesa pagué el cover y pedí un refresco, estuve bailando con algunas conocidas y de pronto me fijé en una morenita que me miraba atentamente, La invité a bailar y aceptó, congeniamos mucho, el vivir en México me servía para que mi plática resultara interesante a sus oídos, nos quedamos hasta que terminó la tardeada, alrededor de las doce, entonces, me ofrecí para acompañarla a su casa, me invitó a pasar y tomar un café, cosa rara , ya que en Apatzingán no se acostumbra, me comentó que sus papás no se encontraba por haber ido a Tepalcatepec y regresarían al siguiente día por la tarde. Aún con mi poca experiencia, vi ahí la oportunidad de pasar una noche de placer, así que me quedé a dormir con ella, pero en mi casa no estaba permitido pasar la noche fuera, los varones podíamos llegar a cualquier hora pero no faltar, era algo que mi padre no pasaba por alto, así que como a las cuatro de la madrugada de vestí y me puse los zapatos, me disponía a salir cuando una voz recia, de hombre empezó a llamar, “Miíja, ya vine, ¡ábreme!” ella se asustó mucho y me dijo “¡mi marido!, escóndete porque si te encuentra te va a matar” . Pero ¿dónde? Ni modo que en el ropero. Pensé en huir por la ventana pero tenía una reja de varillas de acero, imposibles de romper, así que con la certeza de estar viviendo mis últimos momentos, buscaba desesperadamente por donde escabullirme, alcancé a ver hacia donde abría la puerta, me coloqué de modo que al abrirla, esta me cubriera un poco. Ella se puso una bata y le dije que abriera la puerta, la abrió y se arrojó a sus brazos, cubriéndolo con la bata, la desesperación me presentó la oportunidad de salir corriendo, aproveché el pequeño hueco disponible entre sus cuerpos y la abertura y salí disparado. Parecía que todo iba bien, pero de pronto choqué fuertemente con alguien, otra persona que venía con el marido, fue muy sorpresivo, caí, pero el miedo me hizo levantarme antes que el otro y me eché a correr en la obscuridad. Detrás de mí oí que gritaba ¡un bandido!, ¡un bandido! Y enseguida el zumbido de las balas que pasaban muy cerca de mí. No recuerdo si oí los estampidos de un arma de fuego, el pánico me daba alas y recorrí la cuadra en un instante, al dar la vuelta en la esquina, pude apreciar que los dos iniciaban la persecución detrás de mí. Llegué a la otra esquina y antes de doblar me hicieron nuevos disparos que afortunadamente no me pegaron. Así, zigzagueando, recorrí una buena parte de la colonia y me encontré de pronto con mi antigua escuela secundaria, los perros se me dejaron venir, pero ahí obtuve un premio a mis buenas acciones de estudiante. El perro grande, uno corriente, negro, al que llamábamos “blackie” me reconoció a la primera llamada y cesó su ataque, a ése, cuando estuve en la secundaria, le daba pedazos de mi torta o tacos que desayunaba, el otro también dejó de ladrar, me tiré pecho a tierra en el jardín y cuando los perseguidores aparecieron, los perros se olvidaron de mí y ahora fueron contra ellos, desde mi escondite escuché como le decía uno al otro “ése ya pasó por aquí, a lo mejor nos lleva tres cuadras de ventaja, ya no lo alcanzaremos, y dieron la vuelta acosados por los perros. Pasado como una hora me levanté y fui a mi casa. Empezaba a amanecer, entré por la huerta sigiloso y de pronto me sorprendió la voz de mi padre que dijo “que bueno que ya te levantaste, para que acompañes a tus hermanas al mercado” no sé si realmente lo creía así o si lo hacía para castigarme, porque fue un tormento mantenerme despierto mientras ellas elegían jitomates, cebollas, frijol y demás alimentos para preparar. Una vez más salí bien librado y con un aprendizaje vital. “La mujer ajena es fruto prohibido”.

  8. #48
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    Predeterminado

    Una nueva etapa de mi vida dio comienzo con mi ingreso al trabajo en “Súper Leche.” El puesto de “encargado”, era un equivalente a “Capitán de Meseros”, consistía en tener organizado el servicio, distribuir las mesas entre las cinco meseras del día, supervisar la existencia de los insumos, la asistencia normal de los empleados, instalar y tomar pedido a los clientes y que todo funcionara muy bien.
    La jornada de servicio se dividía en dos turnos: El matutino, que empezaba a las siete de la mañana al público y terminaba a las tres de la tarde, atendiendo al público, pero que para algunos empleados, daba inicio a las seis y terminaba alrededor de las cuatro de la tarde, y el vespertino de tres de la tarde a las doce de la noche y un poco más, hasta terminado el aseo y cerradas las cuentas por el cajero, lo que se hacía aproximadamente en una hora, con el local cerrado.
    Era indispensable que al abrir el local, ya estuviera listo el extracto de café, la leche caliente y la cocina dispuesta, eso sin contar con el área de panadería que trabajaba aún desde más temprano, pero que en compensación, terminaba más temprano, había que supervisar que las meseras trajeran el uniforme correspondiente, siempre en colores pastel, limpio, bien planchado, el pelo recogido y la presentación impecable, el aseo era otra de las cosas a supervisar y aunque al cerrar se barría y trapeaba, al iniciar el día se volvía a sacudir y trapear aplicando limpiadores con aromas, lo que daba la bienvenida a los primeros clientes. El control era riguroso y metódico, había que vigilar que la atención al público fuera diligente y amable, pero respetuosa y limpia, más de alguna mesera tuvo que ser suspendida por tres o cuatro días, por entablar amistades más allá del trato normal de un empleado con un cliente, era un ambiente decente, familiar y no se pasaba de ahí mientras se estuviera en el trabajo, una vez fuera, cada quien era libre de llevar su vida como le diera la gana, mientras que sus actividades no afectaran el prestigio del restaurante. Éramos tres encargados: uno gordo que tenía algún parentesco con la familia del propietario, un español, chaparrito, amable y dicharachero, buena persona y yo, el más joven. Comíamos en una mesa separada de las de servicio, con el privilegio de poder pedir lo que se nos antojara, bajo la mirada envidiosa de las meseras, que tenían restricción en algunos alimentos, por ejemplo el cabrito, la paella valenciana, la fabada asturiana, entre otros pocos y que tenían un costo elevado. Vestíamos una filipina blanca, camisa con corbata y pantalón de color obligadamente igual al uniforme correspondiente de las meseras, el resto del personal se componía, además de los panaderos, de un “Garrotero” de turno. Normalmente coincidía en mi turno un hombre de edad avanzada, quien con su carrito recogía los platos y cubiertos sucios y los llevaba a la cocina, para que las lavaplatos los limpiaran y ordenaran en un lugar adecuado de donde las cocineras bajo las órdenes de la “Mayora” los tomaban para volver a servir; un Cajero, que supervisaba los pedidos y cobraba a las meseras el importe de lo servido. Todo funcionaba muy bien, salvo por pequeños detalles, a veces se terminaba la leche, que se consumía en cantidades industriales con el café, muy apreciado por los clientes, también se vendía en envases de un cuarto de litro y entonces, había que hacer operaciones de emergencia para traer de Ixtapaluca o Lechería la que se estimaba necesaria, labor de la que en ocasiones se encargaba Don Manuel, el propietario para no dejar desprotegido el servicio. Tenía como apoyo a su yerno, casado con una hija bastante pasada de peso, por lo que corrían rumores que se casaron por interés ya que él era bien parecido. Pero él trabajaba en algo y además apoyaba en el restaurante, desmintiendo los rumores, en otras ocasiones, lo sustituía bastante bien su hijo, un cuarentón –supongo- al que apodaban “Monín” quien sin ínfulas tomaba decisiones, sabiéndose heredero del negocio familiar. Pues, como decía además de los privilegios de mi trabajo, me asignaron un departamento pequeño en el tercer piso del edificio que se alzaba en un costado, frente al que ocupaba Don Manuel y su familia, con el inconveniente de no poder llevar mujeres, las que me buscaban e invitaban a salir, ellas pagaban entradas y consumos en lugares donde no me conocían los meseros del lugar, porque era costumbre de amistad que si alguien del gremio llegaba a sus locales, como lo hacíamos en el nuestro, firmábamos la nota y no se cobraba, no sé si a ellos les descontaban el importe, a mí nunca me sucedió a pesar de que en un principio así lo pensé. Mientras, escribía apasionadas cartas de amor a María, era sincero, así lo sentía, ya que mis múltiples aventuras, las consideraba algo que me ocurría por separado, dado que no involucraban sentimientos. Así conocí a una mujer de Mexicali, quien después de casi vivir conmigo, salíamos a diferentes lugares, conforme el tiempo libre, a Chapultepec, Xochimilco o Cuemanco, los balnearios de Cuernavaca y por las noches a bailar y si la parranda se había ido larga, terminábamos en su hotel de donde salía corriendo a mi departamento, un baño rápido, uniforme y a trabajar de nuevo. Al término de sus vacaciones me pidió la acompañara al aeropuerto, llegamos con bastante anticipación y desayunamos en un restaurant de las instalaciones. En un momento, me miró muy triste y me dijo “¿Por qué no te vienes conmigo? Mi exmarido es un banquero que me pasa una pensión abundante, aunque ya no tenemos nada, sentimentalmente hablando, sólo lo veo de vez en cuando, tengo una casa grande, con todas las comodidades, pero estoy sola. No hay problema”. Le contesté que tenía varias cosas en mi departamento y que mi trabajo era seguro y bien pagado, me contestó “pues tu trabajo será ahora cuidar y disfrutar de mí y de lo que tengo, deja lo que tengas, yo te compro lo que quieras” no puedo negar que me tentó, pero aceptar ese trato iba contra mi dignidad ya que conforme a mis principios, es el hombre quien debe mantener a la mujer, lo contrario si no estás enfermo o impedido de hacerlo es muy poca hombría. Me mantuve firme y la dejé partir, no quería además renunciar a mis sueños casarme en el futuro con María. Por ese mismo estilo, pero más fuera de lugar, recibí una propuesta de vivir juntos, solamente como amigos de una cliente, supongo alrededor de los 80 años, nos visitaba asiduamente y no hacía pedido si no la atendía personalmente, lo que me hacía blanco de la burlas malintencionadas de los compañeros de trabajo. En una ocasión, después de cenar muy bien, me pidió que la acompañara con el café, me disculpé de no poder complacerla y entonces me dijo que iría al día siguiente antes de que iniciara mi turno que a la sazón era el vespertino y así lo hizo, llegó cuando me encontraba comiendo y se sentó frente a mi, me dijo que yo le caía muy bien, que era una excelente persona y después me propuso que fuera a vivir con ella a Veracruz, que tenía grandes extensiones de tierra a orilla de carretera y dinero, pero ni un solo familiar, que si aceptaba, de inmediato me nombraría su heredero ante un Notario, no pretendía una vida marital, se conformaba con mi compañía como un amigo, segura de que su vida llegaría a su fin muy pronto. Me negué rotundamente, cometiendo un error, la viejecita murió 3 meses después. Fue una época muy activa, a mis 18 años, era asediado por mujeres que rondaban los treinta, la mayoría de muy buen ver y que habían sufrido fracasos amorosos o matrimonios violentos y fallidos. Es una pena encontrar tantas mujercitas atractivas físicamente y hermosas en su espíritu, que no eligieron adecuadamente y vieron defraudadas sus esperanzas por “machos mexicanos” que no tuvieron la capacidad de apreciar sus cualidades y valorarlas como seres humanos necesitados de amor y comprensión, algunas con hijos pequeños, los que se verán marcados por la falta de un padre que los rechazó sin darse la oportunidad de conocerlos y disfrutar de la bendición de criar a un hijo.

  9. #49
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    Predeterminado

    7.8.- Mi amigo Gilberto

    En una época tuve como compañeros de trabajo a dos paisanos de mi pueblo, que después de trabajar en diversos restaurantes, vinieron a Súper Leche, muy eficientes y con experiencia; Carlos, de aspecto distinguido y arrogante y Juan, que era de aspecto mucho más común, trabajábamos muy bien pero habiendo estado ya mucho tiempo en la ciudad de México, planeaban regresar a Apatzingán.

    Carlos y Juan, preparando su próximo retiro, trajeron a otro paisano; Gilberto, a quien después de recomendar para el trabajo, tuve que capacitar, fue asignado como compañero de departamento, con las mismas restricciones que a mí: No se permitían visitas de mujeres y no ingerir bebidas alcohólicas, fue aceptado totalmente, aunque bajo mi tutela, era de mi pueblo, pero sin cultura, hubo que prepararlo mucho en las normas de cortesía. Contaba con una fabulosa voz de barítono que lucía en todos los lugares a donde encontraba un mariachi. Noble, como todos mis paisanos, se convirtió en un excelente encargado y en un gran amigo, alguien en quien confiar incondicionalmente.. En un día feriado, con el local lleno, nos avisaron que Juan se encontraba ebrio y queriendo pelear en un local no muy lejos de ahí. Carlos se propuso para ir por él y traerlo. Así lo hizo, pero cometió un grave error, lo dejó a la entrada del elevador, mientras pasaba al restaurante por algo. De pronto escuchamos un grito de terror. El acceso a los departamentos se hacía al final de un pasillo colindante, había al pie de la escalera una rampa con un ángulo como de 45º. La escalera ascendía de piso en piso, rodeando, por lo que presentaba una apertura de lo ancho del pasillo, por lo que en cada piso, el pasillo principal tenía un barandal, y sucedió que Juan, borracho como estaba, equivocó los botones del elevador y en lugar de ir al tercer piso, fue al segundo y al abrir el elevador, desconoció el pasillo, se asomó imprudentemente sobre el barandal, y se fue de cabeza, lo que presenció la muchacha que gritó. Quiso su buena suerte que al girar el cuerpo, cayera de espaldas en la rampa, que por la inclinación, amortiguó el golpe y le salvó la vida. De cualquier modo, cuando llegamos a él, no respiraba. Una mesera que tenía algún conocimiento de primeros auxilios le dio respiración de boca a boca y masajes cardiacos que lo reactivaron. Llamamos de emergencia a la Cruz Roja, que acudió prontamente. Buscamos la forma de comunicarnos con sus familiares, pero no encontramos nada que nos diera una pista de a quién avisar. Él, nos contaba que su padre tenía un restaurante grande en Apatzingán, conseguimos el teléfono de un vecino de ellos y nos informó que efectivamente, vivía por allí, pero lo que él llamaba “Restaurante”, era solo un localito donde sus padres vendían caldos de pollo. Se comprometió a avisarles ya que Juan podía morir. Pasaron cinco días, en los que hicimos guardia por él en el hospital de la Cruz Roja de Polanco y por fin llegaron. Una pareja de rasgos indígenas, con huaraches. Les contamos lo ocurrido y sólo mostraron resignación, “Ya Dios decidirá”, dijeron y se retiraron a dormir, con el tiempo fue dado de alta y la última vez que lo vi, algunos años después, usaba una polaina en una pierna, a fin de que pudiera asentarla un poco.

    7.8.1.- Una situación enojosa.-

    Gilberto mientras tanto aprendió lo necesario y se desempeñaba con eficiencia. Pero el ambiente del restaurante nos proporcionaba muchas oportunidades de aventura que las restricciones del departamento no nos permitían, por lo que decidimos rentar otro en la calle de Victoria, a la vuelta de la esquina, en un edificio de algunos 5 pisos, nuestro nuevo departamento estaba ubicado en el segundo piso, uno menos que el anterior, casi no conocíamos a los vecinos dado que sólo salíamos al trabajo o regresábamos de el, sin tiempo de socializar, estaba relativamente tranquilo, pero una noche que regresaba del trabajo, aún con mi filipina puesta, encontré en la puerta a un sujeto joven, elegante, que me saludó muy amable y me pidió fuego para encender un cigarro, ¡no tengo! le contesté y me encaminé al elevador, en ese momento, desde la puerta me llamó Gilberto, me dijo, “te voy a presentar a Johnny”, que era el sujeto que me saludó en la puerta, me dijo que él escribía canciones y hacía fotonovelas, además de ser hermano de Paty y Lolita, artistas de ese género, muy solicitadas por entonces, me informó que como tenían una fiesta en su departamento, justamente situado sobre el que nosotros ocupábamos no podríamos dormir, que mejor nos invitaba a la fiesta. Aceptamos la invitación y después de un baño subimos. El ambiente era muy alegre, nos recibieron las muchachas y nos trajeron bebidas y botana, eran muy lindas y nos acomodaron a su lado, yo estaba encantado, en un momento estábamos en confianza, bailábamos felices con ellas y platicábamos bajo la mirada atenta de Johnny, de pronto todo cambió, Johnny me preguntó de qué signo zodiacal era, elogió mi traje y me informó que el departamento que ocupábamos no era de la señora que nos lo rentó, era subarriendo y que a la dueña del edificio no le gustaba así, por lo que preveía que a muy corto plazo tendríamos que abandonarlo, preguntó qué haríamos, por lo que le contesté que buscar otro. “No lo hagan, yo tengo uno en el último piso, alfombrado, amueblado y con teléfono, te lo puedo rentar, para eso están los amigos, para ayudarse”, dijo. Me quedé pensando ¿Amigos? Si me acaba de conocer. De ahí en adelante no me lo pude quitar de encima, interviniendo en la plática, procurando que mi vaso nunca estuviera vacío, contándome de las personalidades que conocía en Televicentro. En fin, un acoso total. Cuando rondaban las cuatro de la madrugada, vino y me dijo “canceriano, se terminó el vino” sorprendido pregunté de a cómo sería la cooperación para traer más pero dijo, no, allá arriba tengo una caja de botellas de “JB”,- un whisky o coñac, no lo recuerdo - “acompáñame por favor para bajarla,” desconcertado lo acompañé al elevador y al llegar al departamento, abrió con evidente satisfacción, encendió la luz y pude apreciar que de verdad era muy bonito, algunos sillones y mesa de centro de alguna madera fina, muy bien barnizada, al fondo, una cama matrimonial con una colcha estupenda y una cabecera muy elaborada con dos burós, uno a cada lado., con un teléfono color rosita sobre uno. Me preguntó ¿qué te parece? Es bonito, contesté pero necesitaremos otra cama, Gilberto y yo no dormimos juntos. Nuevamente preguntó ¿por qué?,¿Es que acaso se tienen asco? No, le contesté yo, pero dos hombres durmiendo en la misma cama no es algo que me llame la atención. Se rió y me dijo “Es mejor un hombre que una mujer” me puse nervioso y le pedí que trajera la caja por la que habíamos subido, me dijo “ahí está junto a la cama, ¡tómala! Me negué después de todo sólo me había pedido que lo acompañara. Se encaminó hacia ella y se agachó exageradamente para levantarla del suelo, desanduvo lo avanzado y se paró frente a mi, habló fingiendo una voz que quiso ser dulce y femenina, “ayúdame que está muy pesada” y al momento que la tuve intentó abrazarme “No tengas miedo” me dijo, “conmigo puedes lograr muchas cosas, puedo hacer de ti un artista”, me indigné ante lo directo de su accionar y poniendo la caja en la mesita de centro, la emprendí a golpes contra el maricón, mientras le decía, “no necesito nada de ti, a mí sólo me gustan la mujeres, gritó como si fuera una de ellas y trató de rasguñarme, salí directo al elevador y bajé para informar a Gilberto que me retiraba, las muchachas me retuvieron para pedirme que me quedara un ratito más, de pronto se abrió la puerta y entró Johnny, sangraba por nariz y boca y lloraba, alarmados los pocos asistentes que aún no se habían retirado le preguntaron por su estado, creí que me acusaría, pero bajando la voz dijo “tropecé y al caer me golpee con esta caja”. No esperé más y salí de inmediato ya después conté a Gilberto lo sucedido, aunque se rió en mis narices por el incidente.

  10. #50
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
    Mensajes
    259

    Predeterminado

    7.8.2.- Continúa el problema

    Ese edificio estaba muy contaminado de ese mal, al poco tiempo, estando solo, me preparaba para darme un baño, intenté encender el boiler , y no lo logré en el primer intento, encendí otro cerillo, sin pensar que mientras lo hacía el gas escapaba, y para completar el error, me asomé a la parte baja del artefacto, apliqué el cerillo y se produjo un flamazo, que retumbo con un trueno sordo, vi todo rojo y aunque retiré la cara no pude evitar que se me incendiara el pelo, mismo que apagué desesperadamente con las manos, de inmediato, los vecinos de enfrente tocaron a mi puerta, acudí pegado a la pared, sin recordar que me encontraba en calzoncillos, por la confianza de estar solo. Se sorprendieron al ver mi facha, donde hubo pelo normal, solo quedaba una plasta de cabellos sin orden, casi no tenía cejas y las pestañas habían desaparecido, tenía la piel reseca y estirada. Se ofrecieron a ayudarme, me vistieron y calzaron rápidamente, me llevaron a un doctor cercano que me recortó un poco el pelo y me puso una mascarilla de un material cremoso, amarillo en la cara, cuello y tórax, citándome para la siguiente semana. Gilberto se encargó de avisar a Súper Leche del accidente y desde ahí se encargaron de mis alimentos puntualmente.
    Todo parecía ir de maravilla, pero se encadenó otro suceso; una mañana, Gilberto salió de su habitación y me dijo que como ya el doctor me había dado de alta, al día siguiente me correspondería el turno matutino, regresaría como a las cuatro de la tarde. Salió y no me percaté que no cerró perfectamente la puerta, me volví a dormir. De pronto tenía sueños raros, “cachondos” diría yo, pero llegó un momento en que me desperté y con sorpresa y susto de mi parte, descubrí que uno de mis vecinos me masturbaba, reaccioné furioso, lo corrí y lo amenacé con pegarle aún más fuerte que al Johnny, que a pesar de todo no había dicho “esta boca es mía” por lo que nadie sabía lo sucedido unos pocos días antes. Se fue y el resto de la mañana lo invertí en localizar otro departamento en un edificio diferente.

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