Coleccione estrellitas, estas atrajeron a los duendes que pernoctaban junto a
ellas, disfrutaba los segundos observando su fulgor, cuando el alba arribaba al
puerto salía corriendo para regresar siempre a su lado, anide en sus pupilas, bebí
de sus lagrimas, coseche sus sonrisas, atesore los abrazos, tatué sus manos en
mis brazos, vague por la geografía de sus curvas, limpiando y perfumando su
piel. Cuando la tormenta azoto cerré los ojos para obtener fuerzas de ellas,
enfrente entonces cualquier fantasma, vencí los recuerdos les hice una elegía
despidiéndoles en un lugar que ya olvide.

Mis estrellas invaden la cama, el estudio, la azotea y porque no el despacho, en
su inocencia imponen un nuevo mañana lleno de cantos, risas y caricias, no hay
barrera para ellas, es un amor tierno como el que jamás conocí. Bailan alrededor
como mariposas al vuelo.