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La única manera de convivir con un rinoceronte en el living de nuestra casa, es fingir que él no está allí. Ignorarlo.
Si llega alguna visita y se le ocurre preguntar que hace un rinoceronte en nuestra sala, la respuesta tiene que salir rapidita y sin titubeos:
-¿Qué rinoceronte?
Los brasileros estamos acostumbrados a convivir con esos bichitos de 3.000 quilos llenos de cuernos, y les doy 3 ejemplos:
Hace casi 40 años que se acabó la dictadura militar, pues es ahora que una comisión va a comenzar a investigar lo que pasó en los 21 años que duró la misma. Estuvimos 40 años con el rinoceronte en la sala y lo ignoramos, o lo tratamos como un familiar quizás un poquitito incómodo.
La Comisión de marras no va a punir a nadie, ya que ellos se auto-amnistiaron de sus crímenes y la justicia y los políticos los tratan como vacas sagradas. No recibirán ni siquiera una reprimenda de su propia corporación. Bueno…por lo menos, el rinoceronte está siendo reconocido.
El otro rinoceronte ignorado que tenemos trotando alegremente en nuestra casa, es el de las compañías tabacaleras. Todos sabemos que el cigarro es la principal causa de cáncer en Brasil y el mundo. Pero…Son tantos y tantos millones de Reales que las empresas pagan al estado en forma de impuestos, que hacerles un combate frontal y decisivo a esa droga, haría mermar en mucho la recaudación. Dejémoslo pastar en paz.
Y hablando de pagar impuestos, (de no pagar mejor dicho) tenemos otro rinoceronte enorme, pero santo.
En Brasil tenemos más de 6.000 (léase seis mil) diferentes sectas religiosas. Si quieren pueden llamarlas nuevos movimientos religiosos (variaciones de evangélicos), nuevas formas de religión, nuevas religiones, religiones marginales, alternativas, o lo que sea, pero NINGUNA paga impuestos. Casi me desmayo cuando vi en la revista Forbes, pastores de alguna de esas “cosas”, entre los más ricos del mundo. Realmente son intocables desde el punto de vista fiscal, como en algunos otros terrenos que otro día comentaré.
Tenemos tremendo rinoceronte paseándose por el living de casa, cuya presencia ni la prensa se anima a reconocerlo.
Todos los países tienen algún rinoceronte pastando tranquilamente entre sus cuatro paredes. Son tres toneladas de músculos. No los provoque, mire para el costado o para arriba. Porque si se enojan...
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No seamos voceros del terrorismo.
No difundamos sus crímenes.
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