Si de cercenar izquierdas se trata aún le queda un riñón, un pulmón, una oreja, una glándula suprarrenal, un pezón y una nalga.
No no no, si el camino es largo y doloroso.
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.
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Estoy rodeada de enemigos.
Dos brujas que experimentan conmigo, y un sádico que todavía le da ideas de las tripas que le quedan.
Hoy pagaré horas extras a mi analista.
PD: El corazón también está a la izquierda. Solucionaría todos sus problemas.
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Porque cuando llego se nota y cuando me voy se siente
¿Nazis? ¿Dónde, dónde?
«Thou wilt keep him in perfect peace, whose mind is stayed on thee: because he trusteth in thee». – Isaiah 26:3