La vida es una serie constante de acontecimientos que nos permiten sacar conclusiones y aprendizajes de ella, aunque a veces no queramos conocerlas y nos aferramos a nuestras anquilosadas creencias. Tambien estos aprendizajes llegan en ciertos momentos demasiado tarde, o los tomamos demasiado tarde, cuando nuestro coraje a mermado, entonces nos llega el remordimiento de haber desperdiciado las oportunidades que nos brinda la vida y cargamos a nuestras espaldas por el resto de nuestras vidas la enorme loza que significa el pudo haber sido. Aceptemos pues las enseñanzas que nos regala la vida, así sea aún a base de golpes, séamos autocríticos y observadores, abramos nuestras mentes y nuestros corazones y busquemos ver los hechos desde distintos puntos de vista.

He aprendido de la vida muchas cosas, de hecho muchas de ellas de la forma más dura y difícil de asimilar. He aprendido a perdonar, incluso a perdonarme a mi mismo.

Sé ahora que la felicidad no es un fin, no es un lugar, es un camino, aunque a veces sea interrumpido por senderos escabrosos, pero se vuelve a él, aunque sea en pequeños trechos.