Una diseñadora de modas llamada Aya Tsukioka ha encontrado una nueva manera de que las personas se protejan de los delincuentes: vistiéndose de una máquina expendedora de gaseosas para mezclarse con el gentío de Tokio.

La modista halló la innovadora manera para disminuir el temor ante un potencial ataque: una pollera roja que puede convertirse en el disfraz de máquina.

Tsukioka ya vendió alrededor de veinte polleras y cobró ochocientos dólares por cada prenda.

Y estos no son los únicos inventos que tienen para protegerse: hay uniformes escolares a prueba de puñaladas y libros con consejos para padres sobre cómo vestir a sus hijos sin que llamen la atención.