Pues después del apasionado e intenso meneo sobre la reja dirigieron sus pasos hacia el hotel donde hacia 50 años habían celebrado el banquete de bodas. Todos los amigos y familiares vivos que les quedaban estaban allí, tomaron sus asientos y empezó el banquete, al rato el esposo le dice a su mujer:
-Palomita mía pásame la sal haz el favor.
Un poco mas tarde le dice:
-Reina de mi corazón, alcánzame el pan.
Pasados unos instantes le dice:
Corazón mío acércame el vino.

Al finalizar el acto, cuando casi todo el mundo se había ido, uno de los amigos de esposo se acerca a él y le dice:
Oye, te felicito, después de 50 años y aún sigues tratando a tu mujer con tanta ternura.
A lo que le responde:
- La verdad es que la llamo así porque desde hace 25 años, en las bodas de plata, no recuerdo su nombre.