No me extraña, la verdad, de estos representes políticos que nos ha tocado padecer, no me extraña casi nada ya. En el país cuna del español, un idioma que lo hablamos unas 600 millones de personas en el mundo, se decide el uso del pinganillo (Manu, es ese aparato que se pone en el oído para la traducción simultánea
) en el Senado, para que nuestros “queridos representantes puedan usar el dialecto o la lengua de su comunidad, a pesar de ser todos hispano parlantes. Esto costará al Estado Español, es decir, a los pobres contribuyentes 12.000 euros por sesión (doce mil, por si creéis que me he confundido en un cero).
Eso sí, luego, cuando salgan al pasillo, el catalán hablará con el vasco y el andaluz sin pinganillo. No sé, no sé, para mí que deberían llevar incorporado el traductor como el coche el airbag.
En ningún otro país europeo ocurre esto, a pesar de que también tienen otras lenguas en su territorio además de la oficial.
¿España is diferent o sus políticos son estultos?