Era invierno, víspera de Navidad. Recuerdo que recién acababa de merendar unos panecillos con mantequilla, chocolate de tableta, pasada por molinillo. Recién terminè mi hermana mayor y yo ya estábamos calientitos en el sofà, con una cobijita y veìamos en la tv una película con Tin tan, creo que se llamaba ``el vagabundo``, entre comercial y comercial nos levantábamos a mover la perilla de la tele para ver la publicidad de los juguetes que anunciaba la tele en el canal 5; muñecas, autopistas, trenes eléctricos, y unos juguetes armables que según recuerdo se llamaban –tente- o algo asì, en fin, todo lo que el recién nacido corazón consumista de un niño podría desear; y entonces sucedió, mi maldita hermana me la soltò de sopetón, primero hizo algún intento débil por averiguar lo que había yo encargado a Santa, después la fatalidad llegó, ``Santa Claus no existe,Santa Claus es papà…``, mi convulsionado cerebrito tuvo como primera imagen a un padre enfundado en un traje rojo con botas de hamburguesa, tal y como lo describìa la familia Coca-cola, desde luego que el sentimiento nepotista acaparò gran parte de mi imaginación, pensé, ``tal vez este año tenga mas regalos, al fin mi papà es Santa..``, imaginaba la cara de mis amigos cuando lo supieran, y mas aùn, de mis pequeños enemigos de la época, el maldito Carlitos no podría presumirme ninguno de sus estúpidos juguetes que le mandaba su papà del ``otro lado``, pero no, a saber que tan abierta tenía yo la boca y que tan perdido me veìa en mis pensamientos, que mi desalamada hermana me sacò de mi mundo onírico con una leve pero demoniaca carcajadita….``no menso, no es Santa ``Santa``, solo nos trae regalos a nosotros, todos estos años siempre ha sido èl``. Santa Claus había muerto.
Con el paso de los años deduje que las razones de mi padre para mentirnos era mas concerniente con algún aspecto del desarrollo infantil, èl lo llamaba imaginación y fantasìa, y pensaba que era algo bueno para sus hijos, el que por métodos extraños (a lo lejos asì lo veo) se fomentara el que yo imaginara hombres gordos montados en un trineo estirado por renos voladores y repartiendo regalos a todos los niños del mundo en una misma noche. A la fecha no estoy seguro si fuè todo lo benéfico que èl pensaba, porque los padres rara vez se inventan estas cosas buscando algún fin ruin o malvado, de cualquier manera las cosas no cambiaròn mucho en casa, los años siguientes yo seguía recibiendo mis regalos con el mismo entusiasmo, y el ingrediente mágico simplemente se fuè, y yo seguía siendo solo la media imaginativa con respecto a los demás.
La cuestión es que en muchas formas, los padres no enseñan a ser crédulos, a que cualquier historia espuria traspase con facilidad nuestro entendimiento, es claro que la mayor parte de los padres no està siquiera consciente de lo que hereda a sus hijos, no es por maldad, es solo ignorancia y un miedo o temor irracional, tampoco es un invento propio, sino creencias que a su vez les heredaron. Nos llevan al catecismo, o a las tardeadas cristianas a escuchar hablar de Dios, o de su antiguo concepto de dios, se nos enseña a deificar a un ente con capacidad a estar en todos lados, bueno, noble, poderoso y amoroso, pero en cuanto preguntamos porque las pestes, el hambre, la miseria, el sufrimiento y la muerte, se nos dice que ``èl obra de forma misteriosa``, esta no es sino una frase hecha y que pone en evidencia el aferramiento a la creencia, el no poder dar una explicación lo bastante confiable, simplemente porque no lo saben, y si lo sospechan el sentido de maravillarse se perderìa. Las personas tendemos a eso, a rellenar lo que no entendemos con figuras mìtica y explicaciones de fe, pero de todas formas no lo entendemos, seguimos extraviados en creer que la magia realmente existe, es mas fácil dejar que un ser todopoderoso y misericordioso nos auxilie, y por ello somos capaces de plantar la boca en el suelo, porque su poder es tan grande que a un tronido de dedos quedaríamos desintegrados por nuestra herejía, estos conceptos son tan arraigados en los teìstas que hasta a los ateos les cuesta trabajo concebir a Dios de otra forma, y al igual que los primeros condicionan una hipótesis antiquísima para poder sostener el existir divino, o no, señalan que fuera de esos atributos Dios no es Dios y funciona en ambas corrientes.
Pero si las personas realmente creen, porque es tan común que la fe no sea suficiente?. Vemos en el televisor algunos programas en los que se documenta que hay personas que afirman haber visto ovnis, o que extraterrestres psicóticos se los llevan a sus naves para estudiarlos, para tener relaciones con las mujeres, o para inseminarlas, obviamente, si tomamos en consideración que la mayor parte de las personas creemos en un ente que atiende nuestro llamado con rezar la misma oración cientos de veces, o que hay ayudantes de Dios, como santos, vírgenes y demás supercherìas, angeles que a toda la potencia que les permite sus alas mágicas se subordinan a la orden de Dios para venir a lograr que nuestro equipo de futbol gane el partido del sábado, si creemos esto, porque no habriàmos de creer que extraterrestres malignos viajen cientos de años luz y vengan a nuestro planeta a aventarse un revolcón con las mujeres terrícolas?, o porque no creer que los platillos voladores sobrevuelan nuestras casas, en espera de que algún tipo o tipa les llene el ojo, o lo que sea que tengan, para succionarlo con su rayo gravitacional y llevarlo a hacer cochinadas, o peor aùn, porque los muy sàdicos gozan de sacarnos las tripas para estudiarnos? Que tanto putas estudian?, no se supone que las abducciones suceden desde hace cientos o miles de años?
Caso contrario, si miramos en el televisor cosas importantes y trascendentes para la humanidad, como el amartizaje de vehículos de investigación no tripulados en Marte (obvio), lo que nos interesa es saber si hay marcianos, es decir, si una supuesta nave espacial de otros mundos acecha los cielos terrestres, hasta pagamos por escuchar a un estúpido decir mentiras y tonterìas, pero si el hombre logra que sus naves lleguen a otro planeta, la noticia no es tan buena, no hay nada de que maravillarse y pierde toda importancia el asunto. Nos han enseñad o a consumir, a comprar cualquier idea por mas incoherente que sea. Ese afán de sentirse suceptible a cosas que no podemos explicar nos encausa de fácil manera a creer por creer.
Vivimos en un mundo en el que se nos enseñan a creer, no a razonar, ni a tener un pensamiento crìtico, ni a ser escépticos; los medios nos venden las ideas, nos venden sistemáticamente lo que nos gusta ver, leer y escuchar, nos vende al igual que las religiones lo misterioso y maravilloso, lo inexplicable, lo sobrenatural, los fantasmas, aliens y figuras de barro que lloran làgrimas de sangre, nos vende sexo, y porquerìas que en realidad no necesitamos, los gobiernos lo permiten, hay países en que se puede tener una licencia para practicar la adivinación, para profetizar el futuro de una persona a cambio de dinero, las religiones mutan a pseudorreligiones y se golpetean con las pseudociencias, logrando una confusión generalizada de la verdad.
``Santa Claus reparte regalos a todos los niños del mundo…``, a que velocidad tendrían que viajar los renos para llegar a todos los millones de hogares del planeta? Bueno….podrìa ser magia….pero si es magia, para que putas necesita un trineo y renos?, preguntas sencillas y prudentes de respuesta obvia, pero que no estaban en mi programación, ni hacérmelas ni responderlas, de otra manera hubiera matado al viejo panzòn desde antes, como sea, sigo preguntándome si sería menos mediocre para imaginar o fantasear si no hubiera conocido a Santa, tal como pensaba mi padre. Que voy a responder la próxima vez que el algún niño incrèdulo me pregunte si Santa existe?. si le digo que si, muy probablemente, y de una vez, deba implantarle la idea de que hay un dios tan bondadoso que nos entregò a su hijo para que le arrimáramos una santa putiza, al fin y al cabo, eso también es imaginativo, de una forma muy malévola, pero imaginativo al fin.
Escepticismo ante todo.