Voy a apagar la luz, dejaré de velar tus silencios,
quemare tus recuerdos uno a uno, lejos
sepultaré las caricias y los besos que me negaste
aceptare finalmente tu dolorosa sentencia.

Abandono la ansiedad y la angustia tan tuyos,
dejaré de preocuparme por tu destino,
quiero que la noche eterna que me aplicaste,
se marche, dejando paso al amanecer.

Dispongo pues asimilar el dolor, las llagas
el corazón con las heridas vacías, palabras vanas,
promesas sin sentido y tres sueños rotos;
ves no hay mucho inventario entre los dos.

He dejado de leerte, sentirte, buscarte, quererte;
también abandone la iniciativa estúpida de regresar,
no he de escribirte más, lavare un rato más mis ojos,
llenaré los sentidos con nuevas reglas para empezar.

Estaré un poco más en esta oscuridad tan mía,
reflexionando que demonio maldito me lanzo
de nuevo a la lona, sin desesperarme una vez más
por eso voy a apagar la luz, para decirte adiós.