Mi fantasmita algunas veces me invitaba a comer y cuando yo quería pagar, ella se enojaba. Al final aprendí a respetar esa decisión, pues va más allá de una cortesía de parte de ella hacia mí, era respetarla como mujer independiente, autosuficiente.
Algunas normas de caballerosidad, me explicaban unas amigas francesas, son normas basadas en el machismo, que hacen ver a la mujer débil, incapaz de valerse por ellas mismas. Cuando, por ejemplo, tenían que subir un garrafón de agua a un segundo piso, donde ellas laboraban, no pedían ayuda, y cuando nos prestábamos a ayudarlas, amablemente denegaban nuestra ayuda, nos decían que ellas podían hacerlo.
"La comprensión de que la vida es absurda no puede ser un fin, sino un comienzo".
Albert Camus