No dedico estas sentidas palabras
bañadas de dolor y tinta marchita
a la mujer que me ahoga de desesperanza,
pues de ella solo deseo el recuerdo afligido
de sus besos bañados de ternura.

Estos versos que viajarán desolados
volando entre poemas caducos
y palabras escritas con vino
se perderán en la espesura del olvido,
en ese rincón donde todo se vuelve nada.

No servirán para que en otros ojos
estallen sublimes en sus retinas,
ni para que aterricen incoherentes
en corazones agrietados y solos;
solo serán para que nazca una lágrima seca.

JR