En un principio, hace años ya, cuando empezó sus gestiones internacionales; el Juez Baltazar Garzón me parecía un tipo protagónico. Me parecía que solo buscaba fama y reflectores (algo así, mas o menos, como en los foros somos Esquizofélica y yo, ja ja); y que por ello se lanzaba contra las cabezas grandes (Pinochet, los Capos de la droga, de la mafia, el franquismo, el dictador y secuaces en la Argentina; es más, me parece que en alguna ocasión iba a arremeter contra algún Mexicano, no recuerdo quién).
El, incólume en su lucha, capoteó como buen Español lidiante, todas las trabas que procesos internacionales oponen (lógico y obvio) a tales gestiones; situación que no lo detuvo y siguió en su lucha.
Procesó al dictador Augusto Pinochet; desmanteló el aparato político y económico de la organización terrorista vasca ETA; persiguió a los capos más importantes de la droga y a los líderes de las mafias rusa e italiana. Está investigando las torturas cometidas en la cárcel de Guantánamo (Cuba) durante el gobierno de George W. Bush. Por citar solo algunas de sus "gracias".
Poco a poco se ha ido ganando mi respeto, sobre todo ahora que está transfiriendo su vida a la fase del martirologio; condición irrebatible en la vida de una persona que se entrega por completo a una obra de bien. Y como toda persona que transita caminos de justicia, el tiempo los va llenando de una mas elevada espiritualidad; y es cuando una aureola especial los empieza a rodear y se van alejando más del común de la gente.
Estamos presenciando el tiempo de su mayor grandeza, como lo es la grandeza de los grandes hombres del mundo: el momento exacto en que rompen sus pocas ataduras al mundo ordinario, y se dejan arrastrar por sus ideas y sus fines personales, propios; su propia vocación (la de justicia, en este caso; porque si algo define a un juez es, justamente, su noción de la justicia).
Me congratulo y felicito al pueblo Español por contar en sus huestes con ese hombre; y pido al resto de habitantes del planeta que estudien su vida y sus obras, para ejemplo de lo que de lugar. Y censuro a los que ahora están asumiendo el papel de verdugos, porque el día de mañana se arrepentirán de ello, y pensarán "¿en que diablos estaba pensando, cuando me atreví a sentenciar a una gente así?". Me vino a la mente un verso sencillo de José Martí "Gocé una vez de tal suerte/ que gocé cual nunca, cuando/ la sentencia de mi juerte/ leyó el alcaide llorando".
Supongo que a este Juez Español, igual será el alcaide de Madrid quizá, por órdenes de aquellos que han visto sus sucios intereses afectados, quien lo sentencie. ¿Lágrimas?, eso lo dudo; por lo menos no serán exteriores, no rodarán por su mejillas. Pero si sufrirá remordimientos; y el juez Garzón igual gozará de esa satisfacción, de la que gente como Sócrates libó.
Aún es tiempo de dejar mas tiempo trabajar al Juez Baltasar, de dejarlo seguir impartiendo justicia; pero me parece que ya no lo dejarán. Me parece que ya se pactó su fin. Y me parece que no saben que con ello, lo estarán inmortalizando.