Calma, calma. No es tan así, como dicen, que uno salga a realizar maldades siempre a las tres de la madrugada. Nunca he sido bueno para esto de la puntualidad, además de que muchas veces y a esa hora, estoy ocupado en otros menesteres, como por ejemplo, invitado en algún aquelarre con brujitas apasionadas y vestidas sólo con capa y gorrito, o dando alguna cátedra a los íncubos. En fin, muchas veces no pasa nada pérfido a esa hora porque ando en otras diligencias.

Concupiscente y febrípeto:

Bunlass Trimegistófeles