Iniciado por
Bunlass
Saludos, saludines, jóvenes contertulijillos. Bueno, si hemos debatir, que sea en buenos términos:
El patrón trabajo no es para la ciencia de la Economía una sacada de manga, de ningún modo, es una innovación revolucionaria; revolucionaria en términos económicos, digo, no demagógicos. Pero es también una innovación increíblemente tardía. Esperaba alguna respuesta obvia de alguno de ustedes, y creo que si no la dan, contertulios, no es porque no lo entiendan, sino que al reves, lo entienden tan bien que no logran convencerse de la estupidez humana. Pero sí, estimados lectores, créanlo: los hombres somos tan imbéciles como lo intuyen pero no se atreven a comentar; incluyéndote, Wallestenstein (digo, creo que también lo percibes): Los muy imberbes hombres de negocios, políticos y economistas del mundo estuvieron más de doscientos años viviendo en sus respectivas naciones con recursos para producir lo que necesitaban, tierra, abono, semilla, ganado, mano de obra, madera, minerales, peces, en fin, y no los usaban para producir y satisfacer directamente sus necesidades porque no había demanda, no había demanda porque los papelitos esos, llamados billetes, eran escasos, y eran escasos porque no se tenía oro; entonces, las naciones se ponían a trabajar, explotar esos recursos, pero no para sí, sino para exportarlos, para que les pagasen con oro, respaldados en ese oro imprimir papelitos y luego trabajar de nuevo, el doble, esta vez para su consumo interno, porque ahora sí se tenía esos papelitos. Esa es la simple, burda y dolorosa realidad del patrón oro. Y así las cosas, que haya sido un sujeto acusado de mil y una atrocidades quien nos haya enrostrado algo tan evidente, que si tenemos hambre no necesitamos oro, sino comida y trabajar para obtenerla, nos deja a todos como verdaderos imbéciles.
No se enreden con demás cuestiones, muchachos. Nada que ver con que una economía sea estatal o privada, abierta o cerrada; y de todos modos, la comunista no era una economía cerrrada eh, comerciaba hasta con los norteamericanos, su principal proveedor de trigo incluso en los tiempos de la guerra fría.