Dos pensamientos profundos, dignos del mismísimo Aristóteles o Descartes:

-Yo quiero morir como mi abuelo, durmiendo, tranquilo... y no gritando desesperadamente como los 40 pasajeros del autobús que él conducía.

-Todo es relativo. El tiempo que dura un minuto depende de que lado de la puerta del baño estés.