Yo sabía que era cambiándoles el pañal, dándoles de comer, haciéndolos eructar o arrullándolos... pero con una secadora para pelo... ¡crueles!

La explicación científica podría ser el sonido siseante del aparato, lo que crearía una reacción primaria en el bebé, que para evitar ser descubierto por el supuesto reptil, se quedaría quietecito, para evitar ser engullido.

O la otra, sería el viento caliente, que por ser una novedad para el bebé, lo dejaría preguntándose qué diablos es eso -los bebés son muy reflexivos de lo que sucede a su rededor.

Interesante.