Recién iniciada mi lectura en este tema, escribí en mi Muro de Facebook:
Mi caso fue un caso particular, según lo veo yo.Me perdí entre las letras de un nuevo foro. Me encanta!
Y llegué a un thread sobre el suicidio.
Considero perfectamente normal el sudor en mis manos, la boca seca y ese frío que recorrió mi espalda, no solamente por mis propios recuerdos, sino del recuerdo de aquella que se adelantó, sin saber que cualquier herida que su mente tuviera, como la tuve yo, podía ser tratada. Sin enterarse de que se le quería con todo el corazón.
Durante mucho tiempo mis propias heridas me hicieron estar deprimida. Pasaba largas horas encerrada en casa, durmiendo, alejándome del mundo. Tanto tiempo invertido en mis problemas, me hizo perder un trabajo. Todavía no me he animado a contarle a mi madre el por qué de esa "renuncia prematura". Mucho de ese tiempo en soledad, lo gastaba buscando artículos en Internet sobre como procurarse una muerte rápida. No es que me diera miedo el sufrimiento, es que yo ya no quería seguir sintiendo más ese dolor por dentro.
¡Qué increíble la cantidad de cosas que uno encuentra por Internet!
Coincido con Socorp, cuando dice que lo único que uno busca, a la larga, es un momento para actuar. Es frustrante, muy frustrante no poder encontrar ese momento "perfecto", ya sea porque te marcan al teléfono, porque se te cae algo de las manos, porque alguien te saca de tus pensamientos o porque los mismos pesares pesan tanto que te mueves para acomodarles de nuevo. La única carga, que yo llevaba en ese entonces, era pensar en lo que pensaría mi mamá, mi hermana, mis abuelitos, mis tías, mis amigos más cercanos. Me producía más dolor pensar en eso... y era cuando más ganas de actuar me daban. Irónico, ¿no?
Y conocí a "Susana".
Ella era la chica más sonriente, amable, dedicada y dulce que yo había conocido en mi vida. La conocí en uno de esos días cuando salí simplemente a que me diera la luz del sol. Nos hicimos buenas amigas y pronto aprendí a confiar en ella. Cuando hablamos de nuestras cosas, me dijo que podía confiar en ella, que por sobre todo, ella estaría conmigo hasta que yo estuviera bien.
Cuando le conté sobre mis deseos, sin escandalizarse, comenzó a aconsejarme, a hacerme ver que tenía otras opciones y que si perdía mi tiempo buscando artículos en Internet, seguramente también tendría el tiempo para buscar ayuda psicológica. En ese entonces me presentó al que era su prometido y comencé un tratamiento con él.
Lo mío nunca llegó a ser de medicamentos... mis heridas fueron sanadas con aceptación y perdón y poco a poco, después de uno de los años más duros de mi vida, podía ver dentro de mi y darme cuenta de que cada día que pasaba, le volvía a encontrar el gusto a la vida.
Una mañana, mi doctor, el prometido de mi amiga me llamó para preguntar si le había visto y ante mi negativa, me pidió acompañarle a buscarla, pues no había llegado a dormir con él. Ella aún vivía con sus papás, así que sería fácil buscarla en su casa. Su mamá nos dijo que ella pensaba que había pasado la noche con él, porque desde la tarde anterior no sabía de ella. La llamó a su celular y éste sonó en su habitación. "Seguramente fue un olvido..."
La encontramos dormida. Todavía nos preguntamos el por qué de su decisión, por qué de pronto apagar la luz de su sonrisa y sus ojos y yo recordé cuando me dijo que "estaría conmigo hasta que yo estuviera bien". A veces me preguntó si de verdad yo no noté algo en ella que me indicara sobre sus deseos de no seguir viviendo, a pesar de que ella, desde mi punto de vista y de mucha gente, tenía una vida "casi perfecta".
Se me fue sin que le pudiera agradecer... pero en su memoria, he intentado recordar todos esos consejos que me dio en sus días. No vivo una vida sin problemas, pero ella y su prometido me dieron las herramientas que necesité para salir de mi agujero y no volver a el. Le he agradecido en mis sueños, pues mi subconsciente todavía la hace entrar en ellos, quizá para que yo no sienta culpa por no haberle agradecido cuando pude, ni por no haberle dicho que la quería mucho.
Socorp, me alegro muchísimo que hayas superado esa etapa. Desde acá mis abrazos fuertes!
MagAnna, mis cariños para ti. Aún sin conocerte, creo compartir tu sentir.
Parzival, gracias por el tema. De vez en cuando es bueno sacarse algunas librillas del pecho!