Cada vez que Noviembre se asoma en el almanaque, las calles de Montevideo se llenan de vendedores de jazmines. Jazmines que aromaron mi niñez, y las llenaron de tantos recuerdos y vivencias. Jazmines que me reviven caricias de madre y árboles de Navidad a medio armar.

Esas dulces flores blancas, capullos de nostalgias y pétalos llenos de inocencia, que me gustaría disfrutar durante todo el año.

Pero mejor no, no sería lo mismo, mejor es esperar a que en cada Noviembre los capullos renazcan y la magia se repita, como se ha repetido tantas y tantas veces antes...