Erase un pobre anciano vagabundo que tenía frío y tocó a la puerta de un matrimonio. La mujer se compadece del hombre, lo invita a pasar y le dice a su esposo:

-Mira, mi amor. Le permití a este pobre ancianito vagabundo pasar la noche con nosotros por que tiene mucho frío, además se parece tanto a mi abuelitooo.. que bueno... no pude resistirme. Dormirá con nosotros, para darle calor, eah, que tampoco puedo permitir que duerma en el sofá. ¿Acaso no esta re-lindo, amor?

El esposo, todo desconfiado y gruñón, no se atrevió a contradecir a su esposa, pero no le pareció para nada la idea.

Ya en la cama, con el indefenso anciano junto a ellos, el desconfiado esposo le pone una mano sobre la parte íntima de su esposa como acto de protección. Está logrando quedarse dormido cuando siente un mosquito picándole en el brazo contrario. Saca a toda velocidad la mano con la que protege su 'tesoro', asesta un golpe al mosquito y velozmente vuelve a colocar la mano sobre la parte íntima de su esposa.

En eso oye la voz del anciano que le grita:

_¡Sáqueme la mano del culo!