¡Pero eran ciertas! Una historia trataba acerca de unos enanitos naranjas que desteñían al bañarse y encogían de ancho y largo, pero sus deditos crecían junto a una enanitas amarillas cuando iban a tomar sol sin su bikini azul y les hacian bullying cuando se ponian crema en la punta de los pelitos de un cepillo pequeño usado para peinar puercoespines, carpinchos y fauna de matorral. Las enanitas amarillas (o Minions), corrían por la playa completamente en 'pelotas', medio de transporte fresco y económico que les facilitaba arribar temprano siempre sin estresantes embotellamientos, como ahora, que el tren estaba por salirse del anden número tres cuando escucharon tremendo sonido desconocido, hasta el volcán Chinchonal sonaba más suave, también el Popocatépetl hasta en Argentina, tierra de hombres y mujeres que enseñaron al mundo a comer churrasco jugoso, sin salsas y vino tinto del mejor! También en México se estila andar desnudos en las iglesias todos los jueves y confesarse después ante curas sin permiso de confesar, pero muy curiosos preguntando: ¿'te tocaste' el centro de tu oreja con la lengua húmeda de una jirafa o la punta de la nariz? Todos contestan afirmativamente, menos los altos que nunca responden, temiendo hablar de calenturas y humedades nos vienen a intentar convencer de sacar la lengua de manera repetitiva mientras con la punta de la uña rascarse el moco verde pegado en el agujerito de la oreja derecha, con piercing. Penitencia: 3.452 jaculatorias, lo que significaría un desgaste manual limpiando la saliva de los pasamanos de la eucaristía pentecostal tradicional ortodoxa donde Magui es la monaguilla predilecta del rabino Alberto, porque siempre luce kipa y talid; apasionada del 'Deuteronomio' y los Salmos, campeona de ajedrez, de billar tocapelotas, y también toca el piano parlanchín mientras se baña con un flotador en el Mar de los Sargazos, buscando la Atlántida...